Se trata de Toia Bonino, oriunda de Adrogué. Recibió el máximo galardón por su documental “Orione”, que narra la historia de un joven asesinado por la Policía. La película será proyectada en la Casa Municipal de la Cultura en octubre.
Dicen que cuando el resultado es positivo y a la vez inesperado se transforma en una doble satisfacción. Eso fue lo que sintió Toia Bonino cuando contestó un llamado que la transformaría en la mejor directora del Festival Internacional de Cine de Buenos Aires (BAFICI).
Más de 400 películas –de los cuales 100 fueron estrenos mundiales- compitieron en la 19° edición del evento, que se desarrolló del 19 al 30 de abril pasados. Sin embargo, el premio quedó en casa, en Almirante Brown, con la aparición del documental “Orione” de su autoría.
Bonino nació en septiembre de 1975 en Capital Federal, pero su infancia y adolescencia las vivió en Adrogué. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Se graduó como licenciada en Artes Visuales (IUNA) y en Psicología (UBA), dos carreras que cursó a la par.
Se casó, tuvo a sus hijos y se mudó a Burzaco. Trabajó cerca de 12 años en una asociación en el barrio Don Orione, en Claypole, y generó una conexión con los vecinos que la sedujo a volcar una de esas historias en un largometraje.
Noticias de Brown tuvo la posibilidad de dialogar con la creadora de la pieza.
-¿De qué se trata “Orione”?
-Orione es mi primer largometraje y es documental. Narra la historia de un chico que se llama "Ale", a quien mata la Policía en una emboscada con un tiro en la frente. "Ale" era ladrón y su hermano también, e integraban una banda delictiva hasta que uno de los miembros y amigos de ellos, ‘El gordo Mar del Plata’, los delató.
Lo interesante es que el mismo hecho está abordado desde diferentes perspectivas. Por un lado, está la crónica policial, pero también escuchamos lo que piensa su mamá y se muestra la situación del hijo, que esperaba un hijo de su novia.
Hay diferentes puntos de vista sin juzgarlos ni condenarlos, sino haciendo visible una situación compleja y angustiante. Mi intensión fue mostrar esa combinación sin tomar un punto de partida por ninguno en particular. Es mostrar la humanidad dentro de todo eso.
-¿Cómo recibiste la noticia del premio? ¿Te lo esperabas?
-Fue una grata sorpresa porque no pertenezco al mundo del cine. Mandé la película, al jurado le gustó y la programaron en la competencia argentina junto a otros 15 trabajos. Simplemente les interesó, les pareció que había contado algo de un modo particular y decidieron premiarlo, lo que fue muy sorprendente para mi.
-¿Se te abrieron puertas gracias a eso?
-Lo que genera el BAFICI es bastante interés por parte de otros festivales y los medios, esas cosas siempre sirven. Ya tengo el guión de la segunda parte, pero hay que ver qué es lo que pasa con el INCAA que está pasando por una situación muy complicada, hace mucho que no se aprueban proyectos ni se filma. Sin ese apoyo, se hace bastante difícil la producción independiente.
En cuanto al premio hay horas de sonido, de alquiler de equipos y dinero en efectivo, lo que contribuye a poder pensar en términos más concretos la realización de la secuela. Sin embargo, no soluciona la totalidad del rodaje porque mi forma de grabar que no concuerda con el modo tan sectorizado. No me manejo de esa manera, paso mucho tiempo en los lugares para generar empatía con la gente.
-¿Fue importante generar esa cercanía?
-A Ana, que es la madre del chico sobre el que habla el film, la conocí en Don Orione mientras estaba grabando ‘Manteles’ en 2009. Andaba preguntando a las mujeres del barrio por sus manteles, lo que significaban, y ella me contó sobre unas servilletas que atesoraba; las últimas que había usado su hijo antes de que lo mataran. Me pareció muy interesante por el entramado de esa historia y el modo en el que ella me la contó. Por eso, empecé con el proyecto, que estuvo suspendido durante mucho tiempo por otros trabajos.
-¿Qué importancia tuvo grabar en un terreno conocido?
-Tengo mucha conexión con el barrio porque trabajé durante 12 años en la asociación ‘Creando juntas’. Tengo amigos que viven ahí. Eso hace al modo de hacer la película. La primera vez que fui me perdí, no soy del barrio y está claro, pero me siento con mucha comodidad en ese lugar.
En ‘Orione’ conviven cosas muy intimas y personales de Ana, que me proporcionó videos propios y cartas de sus hijos, una apertura muy grande contrapuesta con una exterioridad absoluta de un médico forense que sólo dice que el cuerpo que recibe es masculino y no le faltan piezas dentales. Hay un contraste muy marcado entre lo íntimo y lo ajeno que es lo que más me gusta.
Dónde verla
"La idea es mostrar la película por los barrios", manifestó Bonino a este medio. Sumado a esto, confirmó que mientras prepara la secuela de "Orione", su objetivo es proyectar el documental en la Casa Municipal de la Cultura y en el espacio de debate y cultura "La Casa" de Claypole. En tanto, nos mantenemos a la espera de la confirmación de las funciones, que la cineasta estima serían en octubre.
Por: Yasmin Rahhal.
