En mayo parecía que todo estaba perdido, pero la AFA le dio una vida más y ahora se ilusiona con pelear para volver a la Primera C.
Renacimiento, esa es tal vez la palabra que más se ajusta a la hora de analizar el año de Claypole. Comenzó peleando por no desafiliar y lo termina siendo protagonista en la lucha por el tan ansiado ascenso. ¿Qué pasó?
En mayo, el “Tambero” quedaba desafiliado por primera vez en su historia. Había vencido 1-0 a Puerto, pero era sentenciado por el triunfo de Real Pilar. La historia del club parecía cambiar, pero la AFA le dio una chance más. Ratificó lo que había pasado en 2017 y dejó sin efecto dicho castigo.
De ahí en más todo fue positivo. Claro, Claypole ya había tocado fondo y peor no podía estar. Con la llegada de Roque Drago a la conducción técnica, la situación y las metas cambiaron. El DT renovó el grupo de trabajo y apuntó a corregir errores.
El plantel comenzó a entrenar, hizo pretemporada en Mar del Plata y hasta comenzó a concentrar antes de cada compromiso. ¿Sirvió? Los resultados están a la vista. De los 14 partidos, ganó 6, perdió la misma cantidad e igualó 2.
Llegaron refuerzos de nivel como Sergio Liparoti, ex Lamadrid y goleador, Matías Sarmiento, Emanuel Díaz y Elías Fernández, entre los que mejor rindieron. El “Tambo” finalizó el año en puestos de Reducido y a sólo 7 puntos del líder del campeonato.
En mayo parecía estar todo perdido. Hoy, las ilusiones de volver a los primeros planos están intacta. Por delante queda un camino áspero, en donde el conjunto browniano deberá mostrar carácter para alcanzar las metas.
El plantel se encuentre de vacaciones hasta los primeros días de enero. El 3 volverán a retomar los entrenamientos en el Rodolfo Capocasa de cara a un semestre intenso.
