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AÑO 11 - EDICIÓN Nº 1940
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miércoles 29 de junio de 2016

Héctor Enrique, un campeón a 30 años de alcanzar la gloria


Noticias de Brown entrevistó al ex jugador con motivo de cumplirse el 30 aniversario de la obtención de la copa del mundo. El 29 de Junio de 1986, Argentina derrotó a Alemania y llegó a la cima del fútbol. El “Negro” rememoró aquella conquista, recordó su infancia en Loma Verde y repasó su carrera deportiva. Un ejemplo de humildad, sacrificio y perseverancia para la juventud y los deportistas.

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El "Negro" posando con la histórica camiseta que utilizó frente a Inglaterra

Héctor Enrique es reconocido por sus vecinos y por todo el público futbolero, ya que es uno de los 23 que lograron una de las alegrías más importantes que tuvo el país en el siglo XX, a través de su deporte más popular.

El “Negro”, como todos lo conocen, nació el 26 de abril de 1962 en su casa paterna de Loma Verde. Allí transcurrió buena parte de su vida. Siempre vivió en Almirante Brown, el municipio que lo declaró ciudadano ilustre en el año 2010.

Su trayectoria como futbolista comenzó en Lanús, donde jugó de 1980 a 1983, tras realizar todas las divisiones inferiores en la institución “Granate”.  De allí pasó a River Plate, club que integró de 1984 a 1990.

Durante su primer temporada en el “Millonario”, Carlos Salvador Bilardo confió en él para integrar el plantel que le terminaría dando a la Argentina su segunda copa del mundo.

Arrancó como suplente para terminar siendo una pieza fundamental del once titular y asistir a Diego Maradona en el gol más bello de la historia. El 29 de junio de 1986, pasadas las 17, se convirtió en leyenda al ser uno de los héroes que derrotó 3-2 a Alemania.

Enrique permanece cerca de su barrio y desarrolla emprendimientos deportivos y comerciales en Brown. Primero en Burzaco con “Que  jugador”  y ahora en Adrogué con “La Mano de Dios”, donde abrió un predio de canchas de fútbol sintético para que los chicos cuenten con nuevos espacios de contención y recreación. También para que los grandes puedan jugar entre amigos o de manera más competitiva.

Noticias de Brown dialogó con él sobre la última conquista mundialista a 30 años de su realización, el presente, recuerdos del barrio, sus inicios como profesional y la relación de amistad con Diego Maradona.

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- ¿Cómo es tu día a día con los vecinos?

- La gente es muy generosa. Siempre agradece lo que logramos en aquel mundial. Salí campeón en River y en Lanús, clubes muy importantes, pero creo que si no ganábamos la copa en México, más de uno se hubiese olvidado. Gracias a eso nos tienen bien arriba, tanto a nosotros, como a los campeones de 1978.

- Cumplidas tres décadas de esa inolvidable gesta, ¿qué recuerdos te invaden?

- Cuando en 1983 yo paso de Lanús a River, en Núñez me decían que no estaba para jugar en Primera. Me quisieron prestar a Chacarita y ellos no quisieron. A partir del 84´, empecé a levantar y por esas cosas que tiene el fútbol, en tres años cambió mi vida: pasé a jugar un mundial y convertirme en campeón del mundo.

- Es un mensaje para los chicos, acerca de nunca bajar los brazos.

- Por supuesto. Yo voy mucho a Banfield, porque mi hijo juega ahí. Hay muchos que se amargan porque no juegan y yo les digo amárguense, pónganse tristes, pero nunca dejen de entrenar. Demuéstrenle al técnico que está equivocado.

En River hubo muchas veces que no me citaron, mis compañeros jugaban el domingo y yo me iba a correr solo. Después terminé en la Selección. Trabajaba hasta los días de descanso.

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-¿Cómo definís al plantel del 86´?

 - Ganador 100 por ciento. Fue al Mundial a ganar, pese a que la Argentina entera no creía en nosotros. No teníamos nada, ni ropa ni botines, pero conseguimos la gloria porque era lo que realmente buscábamos. Era un grupo de hombres en el que cualquiera podía jugar y que encima tenía a Maradona.

- Hace poco se viralizó una imagen de una cena entre la mayoría de sus integrantes, de la cual participaste. ¿Te gustaría que se reúnan más seguido?

Estamos unidos de por vida gracias a esa Copa. Creo que por lo menos una vez por mes nos deberíamos juntar. Es una idea que tengo. Cuando lo hacemos siempre la pasamos bien. Contamos anécdotas y recordamos los lindos momentos que pasamos gracias al fútbol.

 - ¿Cuánto influyó el apoyo de la familia en tu carrera?

Yo siempre digo que los verdaderos campeones del mundo son nuestros viejos. Los que nos apoyaron para que hiciésemos lo que sentíamos. El papá de Maradona llegaba del trabajo a las 5 de la mañana y no dormía para poder llevarlo a entrenar en el colectivo. Éramos pobres, pero nos sobraban ganas.

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- ¿Eso falta hoy? ¿ganas?

No, eso sobra. El jugador siempre quiere ganar. Podemos traer acá a cualquiera para jugar en joda y se va a enojar si le hacemos un gol. Cuando el futbolista dice presente es porque quiere. Messi no tiene ningún problema económico y hace miles de kilómetros para poder estar con la celeste y blanca, aunque sea un amistoso.

Hay que trabajar para que el fútbol esté bien arriba. Ojalá algún día, pueda volver a ser lo que fue y se diga que fue gracias a los ex jugadores.

 - ¿Qué recuerdos conservas de tu infancia en Loma Verde? Los amigos, el potrero, la escuela, los primeros trabajos…

Nuestro potrero era la cancha del Círculo. Jugábamos todo tipo de campeonatos, hasta por plata. Fui diariero en un puesto de la calle Guatambú y peón de albañil para mi viejo. Estudié en la Escuela N°17 a la que me gustaba ir pero no entrar (risas).

Otro mensaje para los chicos es que se preparen para la vida, estudien, aprendan otros idiomas. Es muy importante si tienen aspiraciones serias de ser alguien el día de mañana.

- Contanos de esa época, tú primer maestra, tus compañeros, como hacías para estudiar y jugar al fútbol.

Recuerdo a la señorita Silvia, que la volvíamos loca, pobre. Yo me tomaba un solo colectivo y a veces no tenía como pagarlo. Una vez yendo en el tren de colgado, casi pierdo el brazo en el puente de Escalada. Me rozó. Yo tenía mi bolsito que era una bolsa de nylon, porque iba de la escuela para el club (Lanús).

 En esa época era difícil llevar de la mano el estudio con la pelota por el poco tiempo que teníamos. Pero no nos quedaba otra, porque después había que poner la cara en casa.

Con los compañeros nos divertíamos mucho, vivíamos jugando en la calle. Al fulbito, lo que fuese. No es como ahora que todos están con telefonito, la Playstation. No estoy en contra de los avances tecnológicos, porque cuando me tocó trabajar en Dubai, lejos de la familia, fue importante. Pero tampoco hay que abusar, como hacen los chicos ahora.

- ¿El mayor orgullo?

Fue cuando le dije a mi mamá que no tenía que trabajar más. Cuando debuté en primera, a los 18 años, los premios que ganaba en club, lograban que cobrara más que mi viejo. Un día la agarré y le dije: “vos ya hiciste mucho por nosotros. Ahora me toca a mí. Mis hermanos y yo cuando volvemos a casa y te queremos ver”.

Mi hermana era una genia también. A los 9 años ya cocinaba guiso para toda la familia. Hoy una nena de esa edad, por ahí no puede limpiarse la mano. Si volviera a nacer, pediría volver a vivir lo mismo. El mismo barrio, los mismos parientes, amigos, etc. Lo único que pediría cambiar, es el frio que nos tocó pasar más de una noche.

Papá siempre nos decía que teníamos que luchar para darle a nuestros hijos, más de lo que ellos nos daban a nosotros. Di en la casa justa.

 - ¿Qué significa para vos que tu pueblo te haya declarado Ciudadano Ilustre?

 - Un orgullo. A mí me cuesta recibir premios, pero por mis seres queridos me tuve que acostumbrar. Esa distinción en particular, fue muy especial. Yo nací en mi casa de Loma Verde, literalmente. No vi la luz en un hospital. Es un reconocimiento muy lindo.

Como será el destino, que atrás de mi vivienda había una cancha de once. A cualquier vecino le tirabas la pelota en su patio y la pinchaba. Mi viejo, todo lo contrario.

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- ¿Quiénes fueron tus maestros en el fútbol?

 Tuve varios, pero el primero fue papá. Cuando jugaba en Lanús me enseñaba que podía dar mucho más y en River cuando le consultaba, decía que yo jugaba bien en Lanús nomás (risas). Era mi primer crítico pero porque quería tenerme atento y que no me relajara. Hoy es más bravo darle un consejo a tus pibes y que lo tomen para bien. Pero bueno, trato de hacerlo siempre con los míos, aunque se hagan los sordos.

Otro maestro fue don Manuel Guerra, que me hizo debutar en la primera. Lanús estaba la “C”, venía en picada y me dio la posibilidad. Siempre en ese club se miró a los juveniles y Manuel fue el precursor de esa idea. Hoy se lo tendría que valorar mucho más.

No puedo olvidarme de Adolfo Pedernera, que fue él me puso de ocho, posición en la que jugué en el 86’. Me dijo “usted vaya y juegue que es muy buen  jugador”. Algo fundamental para la confianza de cualquiera.

- ¿Qué buscas lograr con las canchas que instalaste tanto en Burzaco como Adrogué?

-Generar un nuevo espacio para los chicos se diviertan haciendo deporte y no andén haciendo cualquier cosa en la calle. Formamos un buen grupo de entrenador, que en “La Mano de Dios”, Adrogué, son coordinados por un gigante como Ricardo Bochini.

Contamos con un gran apoyo de la gente que se acerca, los vecinos y de los ex compañeros que nos visitan. Ni hablar de Maradona que está presente en cada rincón de los predios.

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- ¿Cómo es el Maradona amigo?

Tan grande como lo fue dentro de la cancha. Incondicional, siempre dispuesto a dar una mano. Si lo traicionas, agárrate, pero si sos fiel y sincero con él, vas a tener alguien de fierro con quien contar. Es lo más grande que hay.

 En Almirante Brown lo queremos mucho y nuestra idea es que nos pueda visitar más seguido. Queremos que la pase bien y no incomodarlo.

- ¿Qué opinión tenes sobre el conflicto que rodea a la AFA?

- Nosotros jugamos al fútbol por amor al deporte y estos dirigentes se metieron en el fútbol por devoción al dinero. Por eso el fútbol argentino está como lo vemos todos.

Cualquiera de mis colegas puede caminar con la frente bien alta y no hay nada más sagrado que la libertad. No hace falta estar preso para no tenerla. Esta gente no puede ir tranquila a ningún estadio.

- ¿Crees que el fútbol debería empezar a ser conducido por ex jugadores, gente que realmente entienda lo que se necesita?

- No tengo dudas, por lo menos para que cuando algún dirigente se quiera desviar, se lo ponga en su lugar.  Quienes comandan la AFA tienen saber lo que sienten los jugadores de fútbol y las reales necesidades de los clubes. Ojalá que el día de mañana, la gente diga que los ex jugadores sacaron a nuestro fútbol del pozo.

- Muchas gracias “Negro” por la extensa entrevista

 - A ustedes. Tuvieron suerte de que me agarraron bastante suelto (risas). Los felicito por el contenido de la página.

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