Desde los 18 años sabe que es adoptado. Se crió en Lanús, pero no hay registros de su nacimiento en ningún hospital. Los indicios lo condujeron a un barrio de Longchamps, en donde un diariero, que lo habría entregado a sus padres adoptivos, sabía toda la verdad. Impulsa una campaña en redes sociales para encontrar su origen.
A casi 20 años de confirmar lo que siempre sospechó, Julio Castellanos, de 35 años, intenta hacer valer su derecho a la identidad biológica. Quiere conocer a la mujer que le dio la vida en Longchamps y encontrar respuestas a todas sus preguntas.
“Yo siempre creí que era adoptado. No por falta de amor, al contrario, mi familia siempre me dio todo. Fue tan fácil como preguntar dónde nací, porque se empezaron a cruzar las versiones”, relata Julio en una conversación exclusiva con www.deBrown.com.ar.
Es por eso que emprendió la búsqueda. El joven advirtió que “no había registros suyos en ningún hospital de la zona”. Es que en su partida de nacimiento sólo figura el lugar que lo vio crecer junto a sus padres adoptivos: Lanús.
“Luego de no encontrar más datos, mis primos me confirmaron que un hombre que se llama José, al que considero un tío, fue el que había hecho el nexo para entregarme”, explica a este medio.
Se trata de un amigo muy cercano a su familia que trabaja en un puesto de diarios en Longchamps. La versión fue ratificada por su padrino y el hermano mayor de él, a quien Julio fue a buscar hasta Mar del Plata en 2013. Así, el hallazgo le despertó una necesidad desesperada por saber más.
Por eso, fue a visitarlo apenas volvió de “La Feliz”. “Me contó que mi madre era una chica que no podía tenerme, que había ocultado el embarazo y que antes se acostumbraban a hacer esas cosas”, narra como si fuera la trama de una película.
“Yo era recién nacido, hasta estaba manchado con placenta y tenía el cordón umbilical. ‘Quedate tranquilo que no se pagó, me dijo José”, agrega Julio.
Y un día, con su padre ya fallecido, llegó el momento de enfrentar a su madre adoptiva a pesar de no querer hacerlo por no poner en juego su salud. La mujer afirmó haber ido a buscarlo “en una casa cerca del puesto de diarios, con rejas, portón verde y un pasillo largo”.
Fue en las cercanías del cruce entre Hilario Ascasubi y la Av. Hipólito Yrigoyen. “Entraron por ahí y una señora salió conmigo en sus brazos”, contó Julio. Y jamás se volvieron a ver.
“Quiero tener la oportunidad de preguntarle qué pasó a la persona que me dio la vida. No sé si ella quería darme, o si le dijeron que morí cuando nací. Eso es lo que me rompe la cabeza. Me está volviendo loco todo esto”, se lamenta.
“Hay gente que tiene que saber qué pasó, pero fueron justamente ellos los que me dejaron de lado”, admite. Por eso, decidió hacer pública su historia en Facebook para intentar relevar más información sobre su origen.
La página lleva el nombre de “Mi Identidad” y está abierta a la comunidad. De esta forma, Julio solicita a los usuarios a que lo acompañen en su lucha y brinden datos significativos. Recibe mensajes todos los días y eso le da las fuerzas para seguir.
Además, dice que tomó esa decisión luego de descartar ser un posible hijo de desparecidos. “Me comuniqué con Abuelas y me dijeron que si nací entre 1981 y 1982 no podía ser. Y yo, supuestamente, soy del 26 de abril de 1982”. Para confirmar el presagio de la entidad, el ADN dio negativo.
Julio es padre de tres hijos y vive con su esposa. Dice que necesita “estar bien para ellos”, pero el desconcierto dificulta las cosas. “Ya empecé mi camino, ahora quiero llegar a toda la verdad”, asegura.
