Nieto de un famoso violinista, el artista de Adrogué pisa fuerte en el universo del pop con su nuevo material “Impulso”. Si bien de chico intentó escapar a la idea de ser músico, los genes pudieron más. “Este CD es 100 por ciento lo que soy en cuanto a música”, confesó a De Brown.
Matías Agri nació en Adrogué, en un ambiente rodeado por artistas. Nieto y sobrino de los famosos violinistas Antonio y Pablo Agri, respectivamente, no escapó a la tradición familiar. Hoy, con 26 años, lanzó su primer trabajo discográfico “Impulso”, muy alejado del mundo del tango pero con la pasión que identifica a esta familia de músicos.
Los primeros pasos no fueron para nada fáciles. De hecho, el joven se resistía de pequeño a ser artista. “Cada vez que salía de la pileta, mi abuelo comenzaba a tocar su violín. Yo supongo que en algún punto que era para intentar engancharme y lo logró”, confesó el cantante en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Durante años, toda su familia compartió con él la pasión de hacer música. Le intentaron enseñar a tocar el “Feliz Cumpleaños”, pero él no quería saber nada. “Siempre me querían inculcar la música de una manera más didáctica, a través del juego, pero no había caso”, explicó.
A los cinco años recibió su primer instrumento: un violín, por supuesto. Pero el pequeño objeto de madera terminó rompiéndose producto de los típicos juegos infantiles. Ese episodio desafortunado pareció ser más una señal. Matías Agri no quería seguir las huellas de su abuelo ni su tío, sino trazar su propio camino.
Cuando ya alcanzó los 10, tres años después de la muerte de Antonio, algo comenzó a gestarse en él. Sin embargo, no le pidió ayuda a su tío, quien ya formaba parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, sino a su padre. Gracias a él, logró tocar sus primero acordes en la guitarra y luego decidió ir al Centro Cultural Adrogué para perfeccionarse.
“Me sirvió para poder conocer el instrumento y prepararme para ingresar al Conservatorio. Tener el Centro que es gratuito tan cerca es una ventaja que no muchos tienen”, expresó.
Producto de mucho esfuerzo, el cantante logró ingresar al Conservatorio Julián Aguirre, casa matriz de grandes artistas. A la par, como todo músico, cumplió su fantasía de formar su primera banda “Polliester”. El conjunto musical logró lanzar dos discos y recolectar ocho años de recuerdos y recitales.
Luego de la separación del conjunto musical, Matías decidió que era tiempo de lanzarse como solista. “Es un momento en el que uno se descubre a uno mismo. Tenés la libertad de hacer lo que tenés ganas. Es 100 por ciento lo que soy en cuanto a música”.
Se puso el proyecto al hombro. Utilizó sus conocimientos como Técnico Audiovisual para poder crear un proyecto integral. Se encargó de todos los detalles, desde el sonido del disco hasta la creación de las canciones.
“Siempre me gusto esa parte de producir, de estar ahí con los micrófonos, con el resultado de la mezcla. Es igual de importante una buena mezcla que una buena canción”, destacó.
Alejado del tango y cerca de un estilo más moderno, “Impulso” fue lanzado el 4 de agosto del año pasado. “Me cuesta un poco definirme en realidad. Hago lo que me va surgiendo. Tiene un poco de rock pero está más encarado desde el pop”, expresó a este medio.
El disco contiene ocho temas. Sus letras no pretenden trasmitir un mensaje particular, sino que cada persona que los escucha le dé su propio sentido. “Es un poco la magia de las canciones. En el fondo es eso, que cada uno se arme su mambo sin que nadie te explique nada”, expresó.
Hoy, con 26 años, Matías ya proyecta toda una carrera en el mundo música. Una carrera que siempre estará marcada por el recuerdo de Antonio. “Me dejó la calidad de persona que era. También el amor y la pasión por la música. Pero, por sobre todas las cosas, lo abuelo que fue”.
