Así lo reveló un informe de Unicef sobre el primer semestre del año. Se trata de niños y adolescente que están privados de al menos uno de sus derechos fundamentales.
La situación que viven actualmente millones de chicos y adolescentes en el país es alarmante. Según un informe de Unicef, casi la mitad vive en la pobreza en un aspecto multidimensional no monetario, es decir, que muestran privaciones de sus derechos fundamentales.
El estudio fue realizado en base a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Corresponden al primer semestre de 2018. La ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley presentó los resultados.
Son 6,3 millones los chicos de 0 a 17 años que viven en la pobreza, es decir, el 48% de este universo. Están privados de al menos uno de los indicadores considerados básicos para su bienestar, como educación, protección social, vivienda adecuada, saneamiento, acceso al agua segura o hábitat seguro.
El 52% de estos menores viven en hogares monoparentales, es decir, en aquellos manejados por mujeres u hombres solos. Asimismo, esta situación de vulnerabilidad se profundiza cuando los padres tienen niveles educativos bajos y empleos informales o están desempleados.
Por otro lado, el 42% de los niños y niñas viven en familias cuyos ingresos no alcanzan a cubrir la canasta básica de bienes y servicios; mientras que en más del 8% de las viviendas no cuentan con el suficiente dinero para adquirir los alimentos necesarios para su nutrición.
Según el lugar de Argentina, los tipos de privaciones que golpea a este grupo etario son diferentes. No obstante, en todas las regiones presentan problemas con el saneamiento básico de los jóvenes.
En el Gran Buenos Aires, el NOA y el NEA se pueden apreciar también graves falencias respecto al agua potable y el hábitat saludable. En cambio en Cuyo y en el Centro del país se perciben inconvenientes con la protección social y la educación.
Si bien los datos son alarmantes, los investigadores de Unicef advirtieron que estas cifras serían actualmente más elevadas. Es que la devaluación repentina del peso, que se produjo en la mitad del año y que golpeó duramente a la población, no se ve reflejada en el informe.
