Miles de fieles brownianos se congregaron en la Plaza de Mayo para seguir vía satélite el inicio de la homilía inaugural del Pontificado. En diálogo con De Brown, el párroco de Adrogué Héctor Laffeuillade y el presbítero de Glew Roberto Scali, elogiaron el mensaje y coincidieron en que “es una muestra de la coherencia de vida y santidad”. El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, convocó a "dar gracias a Dios por esta elección papal".
Todo el mundo se paralizó. A las 5:30 (hora argentina), se realizó ayer la misa de asunción en la Basílica de San Pedro del primer Papa latinoamericano y argentino, Franciso . La celebración fue mayor para Argentina, donde miles de fieles colmaron las plazas principales a la espera de la ceremonia.
En la misa, el Sumo Pontífice recibió el anillo del Pescador y el palio, dos símbolos papales. La plaza San Pedro, en el Vaticano, se inundó de líderes políticos y religiosos de todo el mundo, y de miles de personas que clamaban por la nueva autoridad.
En Almirante Brown, la Iglesia y sus feligreses también estuvieron atentos al inicio del Pontificado. Televisores prendidos en casa, en centros culturales y en templos, acompañaban la emoción. Asimismo, jóvenes, familias con niños, y abuelos, de varias localidades del distrito, viajaron para ser parte de la vigilia en la Plaza de Mayo, donde frente a la Catedral porteña se instaló un escenario y una pantalla gigante para seguir vía satélite la primera misa.
En diálogo con deBrown.com.ar, el titular de la Parroquia Medalla Milagrosa de Adrogué, el presbítero Héctor Laffeuillade, expresó su alegría por la asunción y resaltó el mensaje del flamante Papa. “Transmitió una muestra de su persona. Se demostró la coherencia de vida, y esto es un gran aliento que nos hace apostar a la esperanza porque vemos que se vienen aires nuevos y es un impulso grande”, destacó.
“A partir de su asunción, los fieles que se habían apartado volvieron a congregarse en la Iglesia y eso se notó fuertemente en estos días. Nos da muchísima alegría”, completó.
En esta misma línea, desde la Parroquia Santa Ana de Glew, el presbítero Roberto Scali, conversó con este medio y recordó la visita del entonces cardenal Jorge Bergoglio a Glew. “Fue una gran fiesta para todos. Y a partir de ahí creció una amistad con él, quien nos ayudo muchísimo con la Comunidad”, contó.
“Es una alegría muy grande porque lo conocemos en su santidad y coherencia; y por sus gestos sabíamos que nos iba a mostrar la sencillez de Jesús. El Papa es el mismo Cardenal Bergoglio que fue siempre y que vive lo que cree. Es una apasionado de la evangelización y va a dar pautas cómo colocar la Iglesia en la calle”, agregó.
Scali subrayó el primer mensaje dado por Francisco la mañana de ayer, y sostuvo: “Fue un fuerte llamado a la sencillez, a la fraternidad y a la paz y que no nos hagamos daño sino que nos cuidemos”.
Respecto al acercamiento de los fieles a la Iglesia Católica Argentina, a raíz de este nombramiento, el titular de la Parroquia San Ana consideró que “es una gracia del Espíritu Santo”. “Estamos en un momento muy importante para volvernos a Dios”, dijo.
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Lomas de Zamora, Monseñor Jorge Lugones, transmitió en una misa “la alegría de esta asunción” y convocó a todos los fieles a “dar gracias a Dios por la elección del Papa Francisco”.
Lo recordó como una persona que “siempre evidenció los dones de la mansedumbre, humildad y cercanía a los pobres”; y valoró su “capacidad de gobierno de la arquidiócesis de Buenos Aires”. “Rezaremos por él para sostenerlo en la misión que el Señor le encomendó”, concluyó.
La asunción oficial
La celebración comenzó en el interior de la Basílica, donde Francisco I oró ante la tumba de San Pedro, el primer Papa, y luego -junto al colegio cardenalicio- se trasladó al exterior, donde comenzó la misa, que duró menos de 2 horas.
Como su sello personal en la ceremonia, recorrió la Plaza a bordo de un jeep blanco descubierto durante 20 minutos. En varias oportunidades, pidió que el vehículo se detenga y bajó a saludar a niños y a enfermos. Además, en concordancia con la línea Jesuita, lució un anillo de Pescador que -a pedido de él- era de plata y no de oro.
Sobre la explanada del templo, a la izquierda, estaban ubicadas las delegaciones oficiales de 132 países; encontrándose en primera fila la comitiva argentina encabezada por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, junto a miembros del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
En su homilía, el Papa sostuvo que "el verdadero poder es el servicio" y realizó un enérgico llamamiento a los líderes del mundo y todos los hombres a "ser custodios de la creación y de los hermanos".
A pedido del nuevo pontífice, la misa fue celebrada el día de la fiesta de San José, patrono de la iglesia universal, y de quien el ex arzobispo de Buenos Aires es muy devoto.
"Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños", afirmó.
Seguido atentamente en silencio y con banderas celeste y blanca flameando entre la multitud, el Papa destacó la necesidad de ser "custodios de los dones de Dios" y advirtió sobre "los Herodes que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer".
"No dejemos que los signos de destrucción y muerte acompañen el camino de este mundo nuestro", añadió Francisco, al tiempo que advirtió: "Que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida".
Entre los mandatarios presentes estuvieron Dilma Rouseff (Brasil), Sebastián Piñera (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Enrique Peña Nieto (México); así como también el vicepresidente de los Estados Unidos; Joe Biden, la argentina Máxima Zorreguieta, futura reina de Holanda; el príncipe heredero de de España, Felipe de Borbón, y la canciller alemana, Angela Merkel, entre muchos otros.