La extensa procesión partió desde Villa Raffo con cantos, banderas y aplausos para los protagonistas de la historia. Jugadores, dirigentes e hinchas celebraron durante todo el camino de vuelta a casa. La fiesta estalló al llegar a Adrogué, donde los esperaba una caravana que invadió las avenidas y calles principales del distrito. Todos quisieron ser parte del festejo.
Eran las 14:07 cuando Villamayor pateó el último penal que desató la emoción, el llanto y la alegría desmesurada de los jugadores de Brown de Adrogué. Vieron la pelota que ingresaba la red y como un sueño, por el que lucharon durante más de 40 fechas, se hacía realidad. Así empezó la fiesta.
En un terreno ajeno, los brownianos conquistaron el campo y arrebataron una victoria que hasta el fin de semana pasado era cercana pero que, durante el partido, -con dos goles del rival- parecía alejarse. Los penales pusieron las cosas en claro.
Brown festejó, mientras más de 10 mil personas de Almagro esperaban en sus asientos para darle el adiós a su equipo y un aplauso por el esfuerzo. Lejos de la violencia que se vio en otras ocasiones en el fútbol nacional, los hinchas contrincantes felicitaron al "Tricolor" de Adrogué por lo conseguido. Un acto digno de difundir, valorar y copiar, en el afán de querer mejorar en el futuro.
Los jugadores del conjunto de Vicó se mostraron abrazados, en ronda, posando para las fotos y también pegados al alambrado para celebrar junto a sus familiares, que estaban en la tribuna visitante (alrededor de cien personas allegadas).
Luego llegó el turno de la vuelta a casa, al barrio. Adrogué esperaba con ansiedad. Un autobomba aguardaba a los campeones en la Avenida Yrigoyen para recorrer los barrios con el fin de demostrar que el conurbano bonaerense se vistió de Tricolor.
Una vez que las combis salieron de Villa Raffo, camino al sur de la provincia de Buenos Aires, la primera parada fue en Puente La Noria. Una celebración un poco más intima, entre jugadores, dirigentes, cuerpo técnico y algunos hinchas que seguían la caravana. Se escucharon bombos y cánticos que dieron inicio a la fiesta.
Los Andes, Temperley, San Martín de Burzaco y hasta Claypole, fueron los equipos que más dedicatorias y canciones recibieron. “Y ya lo ve, y ya lo ve el que no salta es Temperley”, fue el que más retumbo entre los players. El “Colo” Tridente, Martin Fabro, Cristian Bordacahar y Burtovoy, arengaban subidos en el techo de la combi que los transportaba.
Uno de los lugares típicos y más concurrido fue el centro de Adrogué, donde los jugadores arriba de la autobomba se unieron en un festejo emotivo con toda la gente que los esperaba con ansias. Para ese entonces, ya eran las 16:00 y había más de 5 mil personas.
La locura siguió por mucho tiempo más ya que a medida que avanzaba el transporte de los bomberos voluntarios de Brown, se seguía sumando gente que se acercaba, saludaba a los jugadores, les pedían autógrafos y los ovacionaban. Pablo Burtovoy, uno de los más aplaudidos, expresó entre lágrimas el cumplido a los hinchas. "Gracias por todo esto", dijo.
El desfile se hacía lento hacia el estadio Lorenzo Arandilla, donde esperaban más hinchas del Tricolor. Una vez arribados a la cancha, propiamente dicha, aproximadamente a las 16:48 se dio lo esperado: la vuelta olímpica ante más de 10 mil personas.
“Que de la mano del bigotudo, todos la vuelta vamos a dar”, se escuchaba entre las gradas mientras el DT, Pablo Vicó, era subido en andas. “Es lo máximo soñado por el club. Es el barrio, la amistad, donde uno se crió”, señaló Juani Granda uno de los hinchas que expresó su sentimiento ante la consulta de este medio.
La postal del día fue el elenco colgado del travesaño, muchos de ellos con las remeras que llevaban el lema del objetivo conquistado: “Adrogué es Nacional”. Las lucieron tras el partido como una estrella en su pecho y llevando el ascenso como un galardón. Sin dudas, una fiesta que no olvidarán jamás…