Ocurrió a la salida de una escuela de Rafael Calzada. El agresor tenía 19 años y era molestado por los otros adolescentes que asistían a la institución. Los detalles.
Se cumplen 25 años de uno de los hechos que comenzó el debate sobre el bullying escolar. Se trata de “Pantriste”, el caso en el cual un joven asesinó a un compañero en la puerta de un colegio en Rafael Calzada debido a las cargadas que recibía.
Todo sucedió el 4 de agosto de 2000, en la Escuela de Enseñanza Media N°9 de dicha localidad browniana. Terminada la jornada lectiva, Javier Romero, de 19 años, era uno más de los estudiantes que se retiraba de la institución.
Durante el trayecto, le gritaron “Pantriste”. Ese apodo se lo habían puesto con la intención de burlarse de él por una supuesta semejanza con el protagonista de la película “Corazón, las alegrías de Pantriste”, un niño delgado, melancólico y sensible.
Tras recibir esa burla y cansado del hostigamiento, Romero frenó en el portón de la escuela, sacó un arma de su mochila que pertenecía a su familia y comenzó a disparar. “¡Ahora me van a respetar!”, gritó el adolescente, según afirmaron varios testigos, al momento de apretar el gatillo.
Uno de los proyectiles impactó en la sien Mauricio Salvador, de 16 años, quien murió días después en el hospital Fiorito de Avellaneda. En tanto, Gabriel Ferrari, de 18, fue herido en la oreja y dado de alta a las horas.
Luego de los disparos, Romero huyó corriendo hasta la vivienda de un familiar. La Policía lo buscó en su casa de San José, pero la madre llevó a los efectivos a donde se encontraba para que lo detengan.
Según contó tiempo después, el apodo no fue el único motivo de su reacción, ya que también recibía burlas y agresiones en patota. “Llegaba al colegio y me pedían plata para la cerveza, el porrito. Si no les quería dar, me sacaban la campera, las zapatillas”, relató.
Romero fue juzgado por el Tribunal Oral N°6 de Lomas de Zamora, aunque lo absolvieron al considerarlo "inimputable". Las pericias indicaron que tenía una personalidad esquizoide y que había sufrido un “episodio psicótico lleno de ira” en el momento de los disparos.
En este marco, se ordenó su internación y tratamiento. Pasó por cuatro cárceles comunes y un neuropsiquiátrico. A finales de 2018, un juez dispuso su liberación.
⚖️El médico que fue acusado falsamente de abuso sexual por sus hijos es de Adrogué👇 #Adrogué https://t.co/prGaJLpxIB
— Noticias De Brown (@debrownweb) July 28, 2025