En la Provincia se producen unos 200 accidentes con escorpiones al año. Pueden ser mortales. Ante una picadura, los especialistas recomienda consultar de inmediato a la línea gratuita del servicio de Toxicología.
Tras el caso de una niña que sufrió la picadura de un alacrán en Quilmes, desde el Ministerio de Salud provincial recomiendan tomar medidas preventivas y, en caso de sufrir un accidente, solicitar asesoramiento al servicio de Toxicología del hospital provincial Ludovica, que atiende todos los días del año las 24 horas a través del 0800-222-9911.
Según explicaron los especialistas médicos, si bien la mayoría de los casos no resultan graves, el veneno del alacrán puede llegar a ser mortal. Por eso, es importante consultar de inmediato y, si es necesario, aplicar el suero antiescorpiónico.
Existen dos clases de alacranes, pero el “Tityus trivittatus”, es el único realmente peligroso para la salud. Es de color castaño rojizo, el cuerpo presenta tres bandas longitudinales, la cola termina en aguijón y tiene un aguijón curvo en la parte trasera, con el inocula el veneno.
Dónde hay riesgo
Los alacranes, también llamados escorpiones, suelen estar en los pisos altos de edificios, en sótanos o cámaras subterráneas. Se alimentan de insectos, especialmente de cucarachas y arañas y tienen actividad todo el año pero con mayor intensidad durante los meses cálidos.
En general, prefieren ambientes húmedos y, fuera de los domicilios, escogen como guarida la corteza de árboles, grietas y escombros.
La peligrosidad varía por la cantidad de veneno inyectada, del lugar anatómico de la picadura, del tipo de tejido involucrado en la picadura y la zona geográfica, ya que en climas cálidos y secos el veneno es más potente. También incide la edad de la víctima y el estado de salud previo de la persona picada.
En cuanto a los síntomas, los médicos señalan que en la zona de picadura puede haber dolor, edema, sensación de adormecimiento alrededor de la picadura y contracciones musculares.
En cuanto al sindrome general, se manifiesta con piel pálida y sudorosa, cefalea, vértigo, astenia, somnolencia o excitación y delirio, taquicardia, hipertensión arterial, vómitos, cólico intestinal, diarrea, relajación de esfínteres y alteraciones visuales.
Prevención