El exceso de peso en los chicos es un problema de salud pública que está pronto a convertirse en una epidemia difícil de controlar. Tan sólo en América Latina uno de cada cuatro menores y adolescentes lo padecen. Frente a ello, será central evaluar cómo está compuesta su dieta y si realizan ejercicio físico.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó sobre el actual crecimiento de la obesidad infantil. Según su última investigación el número de pequeños, de 0 a 5 años, que lo sufren supera los 42 millones en el mundo.
En el continente americano el porcentaje en menores de cinco años que conviven con la dolencia es de 7,1 por ciento; en escolares, de 5 a 11 años, 18,9 al 36,9 por ciento y; en los jóvenes de 12 a 19 años, del 16,6 al 35,8 por ciento, respectivamente.
Desde el organismo internacional apuntaron además que de mantenerse esta tendencia, la cifra aumentará, de los actuales 42 millones a 70 millones para 2025.
En Argentina, la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en 2012 a estudiantes de 13 a 15 años, indicó también que se amplió el sobrepeso del 24,5 por ciento al 28,6 por ciento y la obesidad pasó del 4,4 por ciento al 5,9.
Factores desencadenantes
En primer lugar, se ubica la ingesta de alimentos con alto valor calórico, como azúcares simples, grasas, exceso de harinas, bebidas gaseosas azucaradas y la falta de actividad física. En segundo, el entorno familiar, donde en la mayoría de los casos la promueve o sus integrantes se ubican en una situación similar.
Otros aspectos a tener en cuenta son los casos de padres ausentes por trabajo que no realizan los controles necesarios y las facilidades tecnológicas que favorecen el sedentarismo, como la televisión, computadora y tablets.
A causa de esto, será necesario asumir una serie de medidas para contrarrestar sus efectos sobre la salud. Propiciar la actividad física, poner atención en los alimentos que consumen y sus calorías y realizarles chequeos médicos frecuentes.
En resumen, será trascendental que se adopten nuevos hábitos alimenticios saludables y existan instancias de concientización sobre el mal.