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AÑO 12 - EDICIÓN Nº 2326
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DEPORTES
viernes 11 de julio de 2014

De los "Cuatro Fantásticos", al solidario equipo finalista


La Selección llegó a la Copa del Mundo apostando a los reconocidos cuatro jugadores, con Messi a la cabeza, para llevarse el premio mayor. Seguramente no era la idea que más le agradaba a Sabella, pero así lo exigía la gente, el periodismo y hasta los propios jugadores. Sin embargo, a medida que fueron pasando los partidos, la "Albiceleste" dejó de ser un rejunte de estrellas para pasar a ser un equipo. Algo que no había podido lograr en los casi tres años de Eliminatorias. La final espera y el sueño es cada vez más real...

Argentina2

A fines 2012 las cosas no le iban del todo bien a un equipo argentino que por entonces peleaba por ingresar a este Mundial que hoy lo tiene como protagonista. Ya con Sabella como seleccionador, jugaba muy mal y la mayoría de los rivales le habían perdido el respeto. Casi pierde con Bolivia en Buenos Aires y cayó ante Venezuela en Puerto de la Cruz.

Meses más tarde, llegaba un partido que parecía crucial para las aspiraciones del seleccionado y hasta por la continuidad del propio técnico: debía visitar a Colombia en Barranquilla. Luego de comenzar perdiendo ese partido al termino del primer tiempo, "Pachorra" hacía ingresar en el segundo, a Sergio Agüero en lugar de José Sosa, para juntarlo con Messi, Gonzalo Higuaín y Ángel Di María. Con el ingreso del "Kun", Argentina mejoró considerablemente, al punto que terminó ganando ese encuentro 2-1, gracias a los goles del crack del Barcelona y del propio Agüero.

Después del duelo ante los "Cafeteros" se produjo un quiebre positivo en la Selección. La "Albiceleste" comenzó a apostar por los denominados "Cuatro Fantásticos", quiénes fueron grandes responsables de conseguir el primer puesto en la Eliminatoria, y por consiguiente, asegurar la clasificación a la Copa del Mundo. Argentina no volvió a perder y despachó uno a uno a cada rival casi sin despeinarse. Pero en cada uno de esos partidos que sacó a flote, mostró dos caras. Una ofensiva que ilusionaba a todos y una defensiva que provocaba sustos a cada momento. A raíz de ese panorama, el objetivo que se trazó tanto Sabella como su cuerpo técnico era conseguir un equilibrio, pero eso jamás ocurrió.

C4A

Y así se llegó a este Mundial de Brasil. Con la gente y la prensa depositando sus esperanzas casi que solamente en Messi y sus compañeros de ataque. Cuestionando al arquero por su inactividad y a la defensa por la "escasa jerarquía individual" de sus interpretes.

El camino a la final pese al resultado, no empezó como todos esperaban. Pese al haber trabajado con un 4-3-3 durante casi todo el 2013 y los amistosos del corriente año, Sabella sorprendía al recurrir a un sistema de cinco defensores para enfrentar a Bosnia y Herzegovina en el primer tiempo del debut. Posteriormente, el entrenador reconoció su error y en el complemento cambió a Fernando Gago por Hugo Campagnaro y sacó a Maximiliano Rodríguez para colocar a Higuaín, que había ido al banco por una molestia en la rodilla. Las modificaciones mejoraron el circuito ofensivo del equipo, que llegó  a la victoria por 2-1 con la gran conquista de Messi, quien lo gritó con descarga por la ausencia de festejos que había sufrido en Sudáfrica 2010.

Messi

En su segunda presentación también hubo un gran desahogo cuando el rosarino la colgó del ángulo, ya que todo el mundo imaginaba un empate cerrado frente al débil seleccionado iraní. La mezquina propuesta de Carlos Queiroz complicó al combinado albiceleste, que supo resolver el "Catenaccio" propuesto por los asiáticos a través de la individualidad de su mejor hombre. Pese a la segunda victoria, el equipo argentino volvió a dejar dudas. Pero esa vez tanto en ataque como en defensa. No tuvo desequilibrio por los bajos niveles de sus atacantes y sufrió en defensa por algunos descuidos infantiles.

Messi

Con el boleto a la segunda fase asegurado por los dos triunfos iniciales, Argentina mejoró considerablemente en Porto Alegre en el tercer partido. Si bien dejó varias dudas en defensa, los argentos se impusieron 3 a 2 frente a Nigeria y accedieron a los octavos de final con puntaje ideal. El desequilibrio de Messi, nuevamente, fue vital poder marcar los tres tantos. Asimismo, ese día, se produjo la lamentable lesión de Agüero. Una arista que sin querer, sería fundamental para el cambio del equipo en el futuro.

Argentina-Nigeria

Por los octavos de final disputados en San Pablo, la angustia volvió a ser la principal protagonista. El duro esquema que presentó Suiza obligó a que el choque se defina a 120 segundos de los penales. Una vez más, la "Pulga" frotó la lámpara y asistió a Ángel Di María para que concrete el triunfo. Sin convencer, pero siendo superior a su contrincante, Argentina seguía avanzando.

Di María2

Lo que vendría en cuartos de final, parecía ser lo más complicado hasta el momento, pero paradojicamente los de Sabella jugaron su mejor partido e hicieron historia gracias al prematuro gol de Higuaín, que ante los belgas volvió a mostrar su mejor versión como centrodelantero. Los ingresos de Martín Demichelis y José María Basanta por el suspendido Marcos Rojo aportaron solidez en la última línea, mientras que Lucas Biglia que apareció por Gago, se dividió perfectamente el medio campo con Javier Mascherano. Bélgica terminó haciendo las valijas para volver a su tierra, mientras que los argentinos cortaron el maleficio de los 24 años sin semifinales.

Sin embargo, no todas fueron buenas para la Argentina en aquella ocasión. Di María, quizás el jugador mas desequilibrante después de Messi en el combinado nacional, sufrió un mini desgarro sobre el final del primer tiempo. Para el alivio de todos, Enzo Pérez, su reemplazante, cumplió con creces y sobrepasó las expectativas que varios tenían sobre su performance. Los efectos del destino lograron que el equipo cada vez se volviera más equilibrado y seguro, aumentando la ilusión.

Argentina-Bélgica

El camino a la final marcaba que Holanda sería el rival a vencer en las semifinales. Un día antes, Alemania había destrozado el sueño brasileño y el de muchos argentinos que deseaban una final ante el rival de toda la vida en el Maracaná.

Frente al combinado naranja, Sabella ya tenía casi todo confirmado. Solo regresaría a la titularidad Rojo en lugar de Basanta para seguir de cerca al peligroso Robben. El resto del equipo, los mismos que empezaron ante la difícil Bélgica. Tras un encuentro de trámite intenso, el alargue mostró a una Argentina con un par de chances más antes de llegar a los penales que convirtieron a Sergio Romero en héroe.

Finalmente, este domingo, la Selección Argentina, integrada por ese grupo de compañeros y hasta amigos, que priorizó ante todo la buena convivencia antes del arranque de la competencia, logró los argentinos jugáramos por quinta vez, una final de un Mundial. Sabella, con sus cambios tácticos ’forzados’ -si se quiere- a raíz de las lesiones de Agüero y Di María, consiguió darle al equipo el equilibrio y la solidaridad en el sacrificio que tanto buscó. Y no es poco. En mantener esa virtud ante la poderosa Alemania, sumado al nivel que todos esperan de Messi, Higuaín, Agüero y compañía recaen buena parte de las chances argentinas de volver a levantar la copa el próximo domingo, por tercera vez en su historia, ni más ni menos que en el estadio Maracaná. Y que las bocinas presionadas por la felicidad de un pueblo, vuelvan a sonar.

 

 

 

 

 

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