Se trata del centro Uguet- Mondaca, en Burzaco. El joven había grafiteado un tren y la Justicia le ordenó trabajo comunitario. Conocé los detalles.
Un insólito castigo le fue aplicado a un joven en la Región. Había sido detenido por un caso de “vandalismo” por grafitear los trenes. La Justicia decidió aprovechar su talento con el arte para ayudar a los demás.
El joven, de alrededor 26 años, fue enviando a realizar tareas comunitarias al Refugio Uguet-Mondaca. Contó la autorización del mismo. La institución, ubicada en Burzaco, brinda asistencia a víctimas de violencia de género y a sus hijos desde hace más de una década.
Los trabajos que le fueron adjudicados estaban relacionados con la creación de pinturas en el espacio. Fue así como Nancy, directora y fundadora del centro, junto al resto de las mujeres que conviven allí se pusieron de acuerdo en qué les gustaría que adornará sus paredes.
Finalmente, eligieron una imagen muy significativa. Se trataba de una boca abierta de donde sale la frase: “Vivas nos queremos”. Con colores pasteles, el mural fue realizado en una de las principales paredes del interior del edificio. Mide casi dos metros.
“Hay una maestra que viene a dar clases de primaria. La hija de la directora del establecimiento ese está escribiendo un libro. Este dibujo es la tapa. Me lo mandó en una hoja y a mí me encantó”, contó Nancy Uguet en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Esta medida parece no haber sido sólo beneficiosa para el Refugio, sino también para el artista. Su visita al centro generó tal impacto en el muchacho que, tras pedir la autorización de la directora, trajo consigo a su novia para que conociera el lugar.
“Él se quedó asombrado. Generalmente, la gente no tiene idea de cómo es esto. Mucho menos los muchachos”, señaló Nancy. Y agregó: “Estaban muy interesados por la temática, tanto él como ella. La verdad que me encantó que pudieran compartir tiempo con nosotras”.
Sin embargo, este trabajo es sólo el principio. Ya están planeando realizar una pintura con las imágenes de Julieta Mena y Ángeles Rawson, dos víctimas de femicidio. En este marco, el joven también las asesora para poder plasmar de la mejor manera su idea.
“De las cosas malas salen cosas buenas porque estos chicos tienen ahora otra realidad en la cabeza. Te preguntan sobre qué les pasó a esa chica o nene y uno les va contando y ya no es algo que ven en la tele o en el diario. Es algo que tiene cara, tiene nombre”, concluyó.
