Andrea es vecina de Rafael Calzada, tiene 45 y se consagró campeona argentina. Viajará a Perú para representar al país, donde se jugará la chance para competir en el Mundial. Conocé su historia.
El sol aparece sigilosamente y con él Andrea Gómez comienza su día. Temprano, se prepara el desayuno y sale al gimnasio Club Calzada a dar clases personalizadas. Colación de por medio, comparte mesa con su hijo de 8 años y más tarde lo lleva al colegio.
Pero la rutina de esta browniana está atravesada por uno de sus mayores satisfacciones: el culturismo, un deporte poco común en nuestro país que requiere esfuerzos inigualables. “Desde chica soñaba con practicarlo, pero siempre lo vi de lejos porque creía que era para 'dioses'”, admitió a de Brown.
Es por eso que, después de los quehaceres domésticos, alterna por la tarde entrenamientos en el distrito y en Luis Guillón de la mano de Cristian Gómez. Sus comienzos fueron en San José, donde dio sus primeros pasos y se enamoró no solo de las pesas, sino también de Daniel, su actual pareja.
Hoy, Andrea entrena muy pesado, situación que la convirtió en una de las grandes apariciones de los últimos tiempos. Sentadillas con 120 kg, hombro con 12 kg laterales, pecho con 60 kg en plano y varias repeticiones de espalda en forma dominada, son algunos de los ejercicios diarios que realiza.
La experiencia en torneos nacionales le llegó a los 44 años como muestra de que no hay límites de edad para aferrarse a los sueños. Su esfuerzo y perseverancia la colocó en lo más alto del podio, consagrándose campeona argentina y Overall 2018 en la categoría Toned.
De esa manera, se ganó la posibilidad de viajar a Perú para representar a Argentina en el Sudamericano. Allí, también estará en juego la clasificación al Mundial y la deportista local tiene grandes chances de ser parte.
“Me costó muchísimo llegar a pagarme el pasaje para defender a mi país. La ayuda de mi mamá fue fundamental, vendí cosas importantes e hice rifas. Es una locura juntar dólar por dólar, pero fue todo a pulmón”, sostuvo en diálogo con este medio.
El 13 de septiembre cada vez está más cerca -debut internacional,- y las ilusiones de hacer un gran torneo toman cada vez más fuerza. Mientras tanto, Andrea no se desespera. Entre mates y risas con sus hijas, espera por el momento exacto para meterse en la historia grande del culturismo.
