Los actos de violencia que se fueron produciendo en los últimos tiempos, generaron la creación de ligas especiales que buscan, mediante la invalidez de puntos y títulos, que los chicos antepongan la participación por sobre los resultados. Posiciones a favor y en contra de esta iniciativa.
El fútbol infantil es una herramienta de contención importante para los niños y su popularidad lo transforma en una opción para los padres que impulsan a sus hijos a realizar actividad física. Refuerza la idea del trabajo en equipo, el compañerismo y es una forma de entretenimiento.
Junto al crecimiento de la convocatoria en los campeonatos infantiles, aumentaron los hechos de violencia en los clubes, a causa de la exacerbada competitividad que se produce y al fanatismo que desarrollan más lo adultos que los niños.
Las presiones que ejercen muchos padres ante la posibilidad de que sus hijos desarrollen una carrera profesional, también aportan su granito de arena a la vorágine de los encuentros, otorgándole a la búsqueda de la victoria, un tinte de obligación.
Por esta situación, cada vez hay más torneos sin tablas de posiciones que apuntan sólo a la formación, dejando de lado las ligas tradicionales y el anhelo de éxito de los progenitores.
La Asociación de Escuelas de Fútbol Infantil (AEFI) dio el puntapié inicial en 1999, al crear un certamen que en la actualidad reúne a 22 instituciones y unos 2000 chicos que reciben educación a través del deporte.
En ese mismo rumbo se encolumnó el Fútbol Infantil Recreativo Sur, con escuelitas de Almirante Brown, Lomas de Zamora y Ciudad Oculta, lo que refleja el crecimiento de esta tendencia.
En diálogo con www.deBrown.com.ar, el coordinador del fútbol juvenil de San Martín de Burzaco, Gustavo Mármol, consideró que la competencia es la mejor herramienta que tiene hoy la formación de futbolistas en Argentina, aunque advirtió que no cree en la importancia de las tablas de posiciones.
“Es indiferente para los protagonistas y para los entrenadores profesionales. No las veo como algo determinante y ni siquiera destacable. Podríamos prescindir de ellas y tendríamos un público de padres muchísimo más aceptable”, destacó.
Por su parte, el ex entrenador de la Primera del “Tambero”, quien inició en el club conduciendo las inferiores, explicó que "es difícil formar a alguien que pretende ser jugador, sin prepararlo para triunfar".
“No creo que sea una medida factible. No podemos obligar a los chicos a ganar, pero tampoco podemos generar futbolistas que les de lo mismo perder”, argumentó.
En esta punto, consideró que sí hay cuestiones a solucionar en este ámbito, sobre todo, con las reacciones de los adultos que acompañan a los pequeños jugadores durante y después de los partidos. “Debería ser moneda corriente reunirse periódicamente con los padres para remarcarles que los 'pibes' hacen lo que pueden y llegan hasta donde deben hacerlo".
Y agregó: "Nadie juega a perder, todos lo hacen para divertirse. El festejo o la tristeza son inevitables, sólo hay que saber manejarlos como lo que son, parte del juego".
Es que no sólo el entorno sino el contexto hacen que se generen inconvenientes aún en partidos infantiles. En 2014, el Concejo Deliberante de Almirante Brown aprobó y convirtió en ordenanza un proyecto que imposibilitaba la venta de alcohol mientras se desarrollan eventos deportivos protagonizados por menores. Rige una hora antes y media hora después del desarrollo de las jornadas, en un radio de 100 metros donde se desarrolle.
La iniciativa, que fue impulsada por el concejal Mario Fuentes, la Subsecretaría de Deportes local y la Asociación Deportiva Infantil de Almirante Brown (ADIAB), aún está vigente y produjo una fuerte disminución en las agresiones.
Lo cierto es que la violencia en un espectáculo deportivo, infantil o profesional, es acarreada desde hace tiempo. Mientas van surgiendo alternativas para erradicarla, cada vez son más las propuestas que buscan terminar con la presión hacia los niños que son el primer esclavón en esta cadena. ¿Los verdaderos responsables, tomarán cartas en el asunto?