Al igual que el resto de las instituciones que atienden a personas con discapacidad, el hogar de Don Orione, está afectado por los retrasos y la desactualización en el pago de las prestaciones que deben efectuar desde PAMI y del nacional Programa Incluir Salud. Si bien la atención a los residentes se mantiene, la problemática dificulta hacer frente a los costos diarios y a los servicios profesionales.
Desde hace un poco más de dos años, el Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole -situado en Lazcaze 3963- atraviesa una complicada situación en el plano económico-financiero. Allí, donde viven 400 personas y hay una planta con la misma cantidad de empleados, existe un importante retraso en el pago que las obras sociales deben hacer a la institución por cada uno de los residentes.
Para su actividad diaria, donde están cubiertas las áreas de salud, educación, rehabilitación y recreación, cuenta con un equipo de profesionales y voluntarios que -junto con los religiosos de la congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia-, atiende las necesidades de quienes allí habitan.
Si bien la tarea que desarrolla es muy abarcativa y requiere de una gran dedicación, su principal fuente de ingresos son las pensiones correspondientes a sus habitantes que -en general- provienen de PAMI y del Programa Incluir Salud, que depende del Ministerio de Salud de la Nación.
“El Cottolengo vive exclusivamente de la prestación que pagan las obras sociales, con eso nos sostenemos, con lo que pagan por cada persona que está internada. Acá ninguna familia paga nada, a nadie se le cobra nada, es simplemente el aporte que el Estado hace a través de las obras sociales, que pagan el servicio de la prestación del hogar y del centro educativo terapéutico, que es lo que somos”, explicó a www.deBrown.com.ar Juan Peralta, abogado integrante del equipo directivo del establecimiento.
Según explicó el religioso Mauricio García, miembro del mismo grupo, a partir de 2012 el escenario se complicó “porque el atraso se hizo un poco más profundo” y porque además no hubo una actualización de los montos. “Hay una no adecuación a la realidad económica. Sabemos que hay inflación, pero la inflación que reconocen las obras sociales no es la real”, sostuvo.
“Lo que estamos percibiendo ahora está muy depreciado en relación al costo de la atención de las personas. No se actualizaron los valores, entonces al problema financiero del atraso se suma el problema económico porque no alcanza para cubrir la complejidad de la atención”, agregó Peralta.
En cada uno de los hogares que componen al Pequeño Cottolengo viven hombres y mujeres –divididos por géneros y por grado de complejidad- “con diversos tipos de discapacidades mentales, motoras y sensoriales que demandan un cuidado profesional muy preciso, muy detallado y continuado”.
Pese a este panorama dificultoso, ambos dejaron en claro que “la calidad de la atención no bajó” y que, como resultado del trabajo en conjunto de la comunidad laica y religiosa, siguen realizando su tarea de la misma manera. Por eso mismo, a partir de las campañas de donación y la colaboración de particulares y de empresas “los residentes están muy bien”.
“Tenemos personas que necesitan ayuda para todo: para comer, bañarse, ir al baño, levantarse; algunos se alimentan por sonda y necesitan alimentos especiales y caros, es una atención con un muy alto costo que requiere de muchos insumos y servicios profesionales especializados. Eso nos generó un desfasaje que a duras penas lo pudimos ir resolviendo con donaciones y por eso es que podemos seguir brindando la atención”, aseguró.
Por su parte, García remarcó que más allá de las circunstancias, en ningún momento se deja de atender a quienes viven allí. “Por el tipo de servicio que brindamos y el compromiso que tenemos, nunca nadie queda en la calle. Si hay alguien que, por alguna razón, la obra social dejó de pagar, haya perdido la prestación no le decimos “bueno, te tenés que ir”, sino que sigue con nosotros”, indicó.
“Para nosotros es muy importante dar un servicio de primera calidad porque son personas que lo necesitan y merecen, y sostener una estructura muy grande que tiene un montón de cosas que nosotros damos más allá de los requerimientos de las obras sociales”, añadió el letrado.
Reclamos
La problemática que aqueja al Cottolengo no es exclusiva de la institución. A lo largo y ancho del país, son muchos los hogares, colegios y centros de día dedicadas al trabajo con personas con discapacidad que se ven afectadas por estas dificultades económicas.
“Se hizo una serie de movimientos porque no es exclusivo de la obra Don Orione, por eso se hicieron protestas, se pidieron audiencias, se conversó incansablemente con funcionarios y ahora últimamente tenemos algunas promesas el Ministerio de Salud, alguna pequeña cosas que nos ha empezado a dar, por ejemplo pañales, que no nos estaban dando”, explicó Peralta y precisó que allí se utilizan 70 mil por mes.
Para hacer frente al reclamo, las instituciones se organizaron y formaron el “Foro Pro”, el cual busca discutir las estrategias para luchar por los derechos de las personas con discapacidad. Su trabajo, contó García, consiste en dialogar con los representantes de las obras sociales, con los funcionarios del Ministerio de Salud de la Nación y luego llevar los temas a la Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad (CONADIS).
Desde entonces, llevaron a cabo reuniones permanentes, se hicieron reclamos movilizaciones en las calles -entre las que se cuenta un “abrazo al Congreso” que se hizo en julio- para mostrar públicamente la situación y se pidieron audiencias a las autoridades de las áreas involucradas.
“El ministerio de Salud nos citó, nos prometieron un aumento en el valor de las prestaciones y una actualización, de la cual una pequeña parte adelantaron un mes con respecto al atraso, y por el resto estamos esperando. Se acercaron con los medicamentos y los pañales pero son pequeños paliativos, lo que tienen que hacer es cumplir con lo que establece la ley”, aseveró Peralta.
Campañas de ayuda
Con el fin de solventar los gastos más urgentes, iniciaron la campaña “Dos pesos por día”, en la cual invitan a donar esa suma de dinero al mes, es decir, un total de 60 pesos mensuales. Las donaciones se efectuarán todos los meses a través de la tarjeta de débito o de crédito de la persona interesada y por la cantidad que cada quien disponga, que puede modificarse cuando ella lo desee con solo comunicarlo a la entidad financiera.
Para eso, se puede ingresar www.donaronline.org/obra-don-orione/ayuda y allí se desplegará un formulario para hacer la donación; para más información, también se pueden visitar los sitioswww.cottolengodonorione.org.ar y www.donorione.org.ar.
“Hay mucha gente solidaria, hemos recibido muchísima ayuda de personas e instituciones y eso generalmente lo volcamos a lo que son mejores estructurales. Pero para el gasto del personal, insumos, medicamentos y alimentación es donde necesitamos la continuidad de la prestación”, concluyó Peralta.