Se trata de una de las festividades más importantes del cristianismo, en la cual se conmemora el nacimiento de Jesús. Es una ocasión especial que convoca a reforzar los lazos familiares y a renovar la fe.
Cada 25 de noviembre, la comunidad cristiana celebra la llegada de Jesús en la ciudad de Belén. Esta fecha, una de las más importantes en el calendario eclesiástico, recuerda a los creyentes que de Dios envío a su único hijo a la vida terrenal para salvar al mundo de la muerte.
"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo", Juan 5:11. La celebración -que coincide la Iglesia católica, en la Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la mayoría de las Iglesias ortodoxas- marca “la redención del hombre gracias a la presencia y entrega del Creador”.
En su mensaje al pueblo, el obispo de Lomas de Zamora, Monseñor Jorge Lugones, abogó por la unión, la fe y remarcó la necesidad de transmitir “la Buena Nueva”, de “hacer el bien” y trabajar en conjunto para avanzar como sociedad.
“Que la Nochebuena que nos trae Jesús y el día glorioso de su nacimiento, nos encuentre con el corazón abierto a buenos deseos que impliquen la generosidad, la cercanía, el encuentro, el perdón y la esperanza sabiendo que Dios está aún hoy más cerca de nosotros, porque es Dios con nosotros”, expresó el prelado.
Los orígenes de esta festividad varían debido a que la fecha exacta del natalicio no se encuentra registrada ni en el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento (Biblia). No obstante, el 25 de diciembre fue destacado en los pueblos de la antigüedad, los cuales celebraban durante el solsticio del invierno en el hemisferio norte.
Este hecho se considera como un cambio de rumbo en la historia, ya que luego de la muerte de Jesucristo, se dividió en dos: antes de Cristo y después de Cristo.
