Si bien el "Tricolor" fue más, el "Cele" se quedó con el triunfo 1-0 con un gol de penal a los 92 minutos.
La edición 33 del clásico entre Brown de Adrogué y Temperley prometía ser una fiesta. El color en las tribunas, las banderas y los fuegos artificiales así lo propusieron desde el arranque. Pero el final fue muy distinto. Gol anulado para el local a los 91 y penal en contra a los 92, desataron la locura de los hinchas.
Del partido poco se puede analizar, porque ambos equipos carecieron de ideas para generar situaciones de peligro. En el primer tiempo fue el "Cele" quién dominó a medias. Se adueñó de la pelota, pero los avances no llevaban riesgo para Ríos.
Es más, las más peligrosas estuvieron en los pies de Nicolás Benegas y Lucas Campana. El ex Boca no pudo romper el cero en el amanecer del duelo; mientras que el refuerzo proveniente de Chile malogró un cabezazo cerca de los 21 minutos.
El complemento cambió y fue Brown de Adrogué quién se paró mejor en el campo y con intensidad acorraló a la visita. El gol parecía estar al caer y así fue. Llegó a los 91 en los pies de Herrera para desatar la locura, asimismo el juez de línea levantó la bandera y anuló el tanto en una decisión polémica.
Y no terminó ahí. Un minuto más tarde, a los 92 el árbitro sancionó penal para Temperley por una mano que Ortiz no tuvo tiempo a esconder y Guebgeozian selló el 1-0.
Descontentos por las formas, un grupo de hinchas arrojó objetos a los jueces cuando se dirigían a los vestuarios y hasta lanzaron piedras a las cabinas de los medios partidarios de Temperley.
