El Centro de Estudios Metropolitanos denunció que decreció considerablemente el consumo de alimentos y el poder adquisitivo de los trabajadores en un año. Asimismo, el informe destaca que "creció el malestar y la insatisfacción de la población".
El flagelo en el ámbito educativo, económico y laboral, afecta mayormente a las familias que habitan la zona sur del Gran Buenos Aires pero es extensivo a toda la provincia.
El análisis del organismo, titulado “Monitor del Clima Social - AMBA (MCS)”, evidenció que en la Región la juventud representa el sector más postergado.
El 70 por ciento de las personas encuestadas informó que redujo la cantidad de productos que compra, el 74 por ciento cambió a marcas de menor calidad y el 35 por ciento directamente no adquiere algunos productos, como la carne.
El 38 por ciento notificó que él o alguien de su entorno familiar perdieron el empleo en los últimos 12 meses. Y, en el segundo cordón del Conurbano, este aspecto llega al 47 por ciento.
A su vez, el 57 por ciento afirmó que algún familiar tuvo que buscar un trabajo extra porque el dinero no le alcanza y; el 38 por ciento considera muy probable perder su ocupación en los próximos meses.
En otro orden, el 43 por ciento de los entrevistados confirmaron haber reducido la porción de comida por los inconvenientes económicos, e incluso el 30 por ciento reconoció haber sentido hambre en algún momento del 2016.
En la esfera de la Salud, en la misma parte de la provincia, el 59 por ciento de los consultados adquirió menos medicamentos o tuvo que cambiar de marca debido a los elevados costos.
"El crecimiento del desempleo, la desnutrición y la pérdida de consumo popular por caída de ingresos encuentran un estado ausente de políticas tanto a nivel nacional como provincial que sobrecarga a los municipios", concluyeron desde la entidad.
