En su segunda pelea en el campo rentado, Jeremías Ponce obtuvo una importante victoria en su reciente carrera. El pupilo de Alberto Zacarías se proyecta como una de las principales figuras del boxeo nacional.
En una velada organizada en el club Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, Jeremías Ponce derrotó por nocaut técnico en el segundo asalto al paraguayo Adelio Zamudio. Enmarcado en la categoría de los Superligeros (63,500), el boxeador browniano impuso la potencia de sus puños para alzarse con un nuevo triunfo.
“Estoy muy contento porque me medí con adversario muy difícil. Peleamos dos veces de amateur y fue él quien me sacó el invicto, yo había ganado la primera y ahora nos tocó desempatar de profesional. Pude hacer lo que habíamos planificado con mi equipo y eso me pone feliz”, aseguró en dialogo con www.deBrown.com.ar.
En el comienzo del pleito Zamudio castigó la zona blanda de Ponce y en varios pasajes lo arrinconó contra las cuerdas. Sin tener una línea ordenada, el pupilo de Fernando Saucedo se adueñó del centro del ring y trató de imponer las condiciones.
Promediando el primer asalto, el discípulo de Alberto Zacarías se acomodó y lentamente empezó a mandar a través de su jab en punta, para mantener la distancia. El directo de derecha fue un golpe decisivo con el que cortó el pómulo de su contrincante que se mostraba frágil.
Finalizando la primera vuelta, tras una buena combinación, un derechazo a la sien desplomó al paraguayo que, pese a levantarse, mostró claras señales de no estar bien. La campana le dio un crédito más, pero el aroma a nocaut empezó a sobrevolar en el ambiente.
En el siguiente asalto, el hombre radicado en Florencio Varela salió recuperado e intento retomar su plan de combate, pero Ponce no lo permitió. Sin perder la calma, ni el orden, el oriundo de José Mármol volvió a conectar la derecha para enviar a Zamudio nuevamente a la lona. El árbitro dio la cuenta de protección, pero al no verlo recuperado decidió parar la contienda.
Segundo triunfo antes del límite en dos presentaciones para Jeremías, que empieza a convertirse en una seria promesa de nuestro deporte de narices chatas. Sin ser un pegador explosivo, la calidad con la que conecta sus envíos marca la diferencia.
“En el campo profesional tengo más tiempo para pensar y colocar los golpes. El cambio de vendajes y de guantes, me favorecen y creo que voy a tirar a unos cuantos más”, expresó.
Sin perder tiempo, ya retomó los entrenamientos y adelantó que volverá a subirse al cuadrilátero a finales de este mes. “Quiero ir probándome con rivales de mayor experiencia para saber donde estoy parado, pero todo a su debido tiempo”, concluyó.