Referentes políticos y sociales del distrito hicieron su análisis tras el deceso del máximo exponente de la última dictadura militar, Jorge Rafael Videla, que estaba detenido por crímenes de lesa humanidad. Coincidieron en repudiar su figura, pero destacaron que falleció mientras cumplía su condena en la cárcel común. Además, reivindicaron a la Justicia y la memoria por los desaparecidos.
Mezcla de sentimientos y reacciones tras la muerte de quien fuera el jefe de la última dictadura militar en Argentina, Jorge Rafael Videla. El mayor exponente de los más graves violaciones a los derechos humanos murió ayer a los 87 años, mientras cumplía su condena por delitos de lesa humanidad.
Desde Almirante Brown, funcionarios y dirigentes de las fuerzas políticas y sociales expresaron sus reflexiones sobre uno de los personajes más oscuros de la historia Argentina, quien manchó las páginas de la historia con muerte, desapariciones, violaciones, torturas, secuestros y demás atrocidades.
El presidente del bloque de concejales del Frente para la Victoria- Partido Justicialista (FpV-PJ), Eduardo Fabiani, dialogó con deBrown.com.ar y expresó: “Tenemos un sentimiento cruzado por la noticia porque no sabemos donde están muchos compañeros y este torturador se llevó a la tumba muchos secretos, pero también estamos alegres porque la vida fue justa y murió este terrible genocida cumpliendo su correspondiste condena”.
“En principio se nos cruzan ideas de celebrar su muerte en una fiesta nacional y popular porque murió en la cárcel como correspondía y eso nos enorgullece porque somos parte de una Argentina que juzgó a semejante genocida que nos avergonzó y que manchó desde el ejercito tan noble, como el Sanmartiniano como las páginas de nuestra historia”, concluyó.
Con similar sentimiento expuso su opinión a el Secretario de Espacio Público y Medio Ambiente local, Diego Fernández Garrido: "A todos la muerte los hace mas buenos, hace que perdonemos sus errores. Excepto en el caso de Videla. Con el eso no pasa. 87 años, sostengo que Dios quiso que lo vean preso no solo sus hijos, sino sus nietos y también sus bisnietos".
"Murió solo, en un cuarto de 2x2. Quedara en la historia como un dictador, genocida, ladrón de bebes. El máximo exponente de la desaparición de personas y también de la depredación económica con su socio Martínez de Hoz, que falleció hace poco tiempo y es seguro que lo esta esperando para señalarle los confines del lugar que tiene destinado: el infierno", expresó el Secretario de Prensa del PJ.
Y agregó: "Cuanta muerte joven, cuantos hijos que no tuvieron la posibilidad de existir porque a sus padres los eliminaron directamente. ¿Cuántos serian esos 10.000 multiplicados? Cuanta vida arrancada. Por eso es que siempre la muerte humaniza al muerto y tapa sus errores y sus horrores. Con Videla no. El fuego esta ardiendo, lo esta esperando".
En este sentido, el concejal del Frente para la Victoria local Mario Fuentes transmitió su sentir a través de las red social Facebook: “Muerte del dictador genocida Videla. En ningún caso festejo una muerte, aunque seres como él, celebraron miles y miles. Lo único positivo es que el dictador perverso, macabro, asesino y vaciador del país estuvo preso hasta su último día. Fue degradado como militar, juzgado y condenado”.
“Años después, al anularse su vergonzoso indulto, fue recluido nuevamente en una cárcel, como debía ser. Su bestialidad hizo que nunca manifieste un arrepentimiento ni revele archivos de esa cruel y feroz dictadura, nada bueno hizo. Hoy más que nunca; Memoria, Verdad y Justicia”, publicó.
Por su parte, el secretario general de la CGT regional Lomas-Almirante Brown, Cristian Oliva, expresó a través de su cuenta de Twitter: “Fuiste uno de los personajes más nefastos de la historia argentina, moriste juzgado, condenado y encarcelado por un gobierno democrático. Hoy más que nunca seguimos en la búsqueda de la verdad y en la lucha por recuperar la identidad de los nietos desaparecidos”.
Desde la Unión Cívica Radical (UCR) local, el edil Sergio Guerriere dijo en declaraciones a este medio: “Se trató de un torturador y lo bueno que terminó su vida en donde tenía que estar que fue en la cárcel. Por eso, reivindico la democracia que juzgó en base derechos lo que ellos nunca les dieron a los militantes populares. La vueltas de la vida dan que esta gente fue juzgada como lo merecía”.
“El doctor Alfonsín tuvo valentía en juzgar a esta Junta de genocidas que destruyeron nuestro país, por eso en este tiempo de reflexión reivindico la democracia y la justicia”, completó.
Asimismo, el Director municipal de Juventud, Nahuel Lovero, dialogó con De Brown y manifestó su opinión sobre el suceso. “Nosotros acompañamos a las abuelas, a las madres y a los hijos en el dolor y en la lucha, no festejamos ninguna muerte pero si repudiamos la figura de Videla y de todos los responsables, autores materiales e intelectuales y cómplices de la última dictadura militar: genocida, asesina y vendepatria. Videla representa una parte oscura y nefasta de la historia Argentina y hoy más que nunca debemos consolidar la política de derechos humanos que inicio Néstor con su llegada a la presidencia y que hoy confirma y consolida Cristina”, expresó.
“Los jóvenes que nacimos y crecimos en la democracia, que no sumamos a la militancia política desde el peronismo, nos sentimos absolutamente comprendidos y representados por aquella generación que estuvo dispuesta entregar su vida por una patria libre, justa y soberana; tenemos la obligación y la responsabilidad política de continuar militando por la causa”, concluyó.
Condenado por crímenes de lesa humanidad
Videla encabezó el golpe militar del 24 de marzo de 1976 como jefe del Ejército. La junta militar estuvo compuesta por el almirante Emilio Eduardo Massera, por la Armada, y el brigadier general Orlando Ramón Agosti, por la Fuerza Aérea. El 29 de marzo asumió la Presidencia de la Nación, que ocuparía hasta ser reemplazado por Roberto Eduardo Viola en 1981.
Tras la recuperación de la democracia en 1983, fue juzgado y condenado a prisión perpetua y destitución del grado militar dos años después por numerosos crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno. El 29 de diciembre de 1990 el por entonces presidente Carlos Menem sancionó el decreto 2741/90, que indultó a Videla y los demás miembros de las juntas de comandantes condenados en el Juicio de 1985: Massera, Agosti, Roberto Viola y Armando Lambruschini.
Luego de que en 2003 el Congreso declarara la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, algunos jueces comenzaron a declarar inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad y a reabrir los casos. En 2006, la Cámara de Casación Penal, máximo tribunal penal de la Argentina, consideró que los indultos concedidos en delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales, sentencia confirmada en 2010 por la Corte Suprema de Justicia.
Reabiertas las causas por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura, el 22 de diciembre de 2010, Videla recibió su segunda condena: recibió la pena de prisión perpetua en cárcel común por el caso conocido como UP1 (por la Unidad Penitenciaria Nº 1), en Córdoba.
El 5 de julio de 2012, fue condenado a 50 años en prisión por encontrársele responsable penalmente por el secuestro sistemático de neonatos y niños. En ese mismo juicio, el Tribunal Oral y Federal N° 6, a cargo de María del Carmen Roqueta, unificó las tres sentencias anteriores en una pena única de reclusión perpetua en cárcel común.
El año pasado, el ex militar y presidente de facto confesó en el libro Disposición final, del periodista Ceferino Reato, el asesinato de más de 7000 desaparecidos.
En dicho reportaje, Videla admitió que el gobierno militar mató "a 7000 u 8000 personas" y que sus cuerpos se hicieron desaparecer "para no provocar protestas dentro y fuera del país".
"Para no provocar protestas dentro y fuera del país, sobre la marcha se llegó a la decisión de que esa gente desapareciera", dijo. Y añadió: "Cada desaparición puede ser entendida, ciertamente, como el enmascaramiento de una muerte".
"No había otra solución. Estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta", relató.