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SOCIEDAD
sábado 21 de marzo de 2015

Sal de colores, una forma de concientizar sobre el uso excesivo


"La Sal que se ve" es una iniciativa de la Fundación Favaloro, que busca prevenir e informar acerca de las dificultades que puede generar el consumo incontrolado del cloruro de sodio en las comidas. El objetivo es evitar el avance de las enfermedades cardiovasculares, las cuales constituyen la primera causa de muerte a nivel mundial.

sal2015

En el país, se estima que el 30% de la población sufre de hipertensión arterial, padecimiento que está influenciado por una alimentación inadecuada y el excesivo uso de sal. Por eso, para concientizar sobre esta problemática, que por lo general deriva en afecciones cardiovasculares, se instituyó la Semana Mundial de Concientización del Consumo de Sal, con la idea de informar y ayudar a prevenir.

El avance de este mal tiene su correlato en que, en la Argentina se consumen en promedio 12 gramos de este condimento por día. Este valor duplica los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde donde afirman que lo adecuado es “una ingesta diaria de 5 gramos de sal, que equivale a 2000 miligramos de sodio”.

De acuerdo a los datos aportados por la Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC), “la primera causa de muerte a nivel nacional es la hipertensión arterial, que genera discapacidad y pérdida de la calidad de vida por eventos cardio y cerebro vasculares, especialmente en los sectores sociales más vulnerables”.  Y remarcan que “su principal factor de riesgo es el excesivo consumo de sal”.

Desde la Fundación Favaloro pusieron en marcha la campaña denominada #LaSalQueSeVe, la cual se propone llevar a cabo acciones que permitan visibilizar los excesos que se cometen con este producto. Para ello, implementaron un salero con sal de colores que posibilita diferenciar el uso que se hace de ella.

Sucede que, en general, muchas personas agregan el cloruro de sodio sin haber probado si quiera la comida y, en caso de hacerlo, tampoco controlan la cantidad que utilizan. Más allá de lo que se agregue a las preparaciones, otro problema se encuentra en que la sal también se incorpora a través de los productos industrializados. Y ahí, es aún más complicado poder controlarlo, ya que “alrededor del 70% de la sal que el cuerpo absorbe proviene de los alimentos procesados.

“Es difícil advertir qué cantidad consumimos diariamente. Por eso, es muy importante que prestemos atención a las etiquetas de los alimentos y que seleccionemos los que aportan menor contenido de sodio”, precisó el jefe del Servicio de Unidad Metabólica e Hipertensión Arterial de la Fundación Favaloro, Ramiro Sánchez.

Como aspecto positivo, desde la FIC remarcaron que “Argentina es el primer país de América Latina en regular por ley el contenido de sodio en alimentos procesados”. La normativa, remarcaron, “es pionera en la región y es alentador que la mayor parte de los productos de las grandes marcas ya cumplen con las metas de descenso fijadas para esta primera etapa”. Sin embargo, todavía no se ven los resultados porque “el contenido de sodio en los alimentos procesados continua siendo muy alto”.

Si bien el impacto principal de los abusos con la sal es la hipertensión, que puede conducir afecciones cardiovasculares y cerebro vasculares -las cuales constituyen la primera causa de muerte a nivel mundial-, la ingesta elevada puede desembocar además en enfermedades renales, osteoporosis y cáncer de estómago.

Por otra parte, en los últimos años se evidenció que este problema no es exclusivo de los adultos sino que también incluye a la población infantil. Por esto, desde la Organización Panamericana de la Salud centraron el mensaje en los más chicos e hicieron un llamado a la industria alimenticia para disminuir el total de cloruro de sodio en sus productos.

Con este escenario, la Fundación Interamericana dejó en claro que “la disminución de 3 gramos de la ingesta diaria de sal de la población argentina evitaría  cerca de 6 mil muertes por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales, y aproximadamente 60 mil eventos cada año. Un motivo claro para pensar dos veces antes de agitar el salero sobre el plato.

 

Provincia

Más de 60 Panaderías adhirieron a la reducción de sal. La disminución no modifica el sabor de los panificados y ayuda a bajar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, se advierte a la sociedad sobre la sal “oculta” en alimentos industrializados.

Con este fin, desde el ministerio de Salud provincial capacitan a panaderos en forma gratuita y luego verifica que cumplan con el compromiso acordado. A quienes se suman al programa, se les entrega una jarra medidora que permite incorporar la cantidad de sal sugerida en la bolsa de harina de 50 kilos, sin modificar el sabor de los panes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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