Se trata del primer vuelo mecanizado de Sudamérica, hazaña que cumplió el piloto francés sobre el hipódromo y decampados, aledaños de la actual ciudad browniana. Dicha acción significó el nacimiento de la aviación nacional y sudamericana.
Longchamps es desde hace más de un siglo la cuna de la aviación nacional y sudamericana. Su definición se la debe a que hace 104 años atrás, un día como hoy, el francés Henry Brégi puso a prueba su propia vida y se alzó en el primer vuelo mecanizado de todo Sudamérica.
Esto ocurrió sobre el hipódromo y descampados, que son aledaños de la actual ciudad browniana. Si bien muchos habitantes de Almirante Brown y bonaerenses en general desconocen este relato, la pujante localidad fue creciendo a lo largo de la historia a raíz de estos intrépidos que, en sus frágiles maquinas voladoras, desafían todos los riesgos y atraían cada vez más gente al distrito.
Lo cierto es que la Argentina entonces se aprestaba a celebrar su primer centenario como país libre y llegaban a estas latitudes noticias acerca de aquellos aventureros que en Europa comenzaban a surcar los cielos, hecho que maravillaba y causaba admiración en todo el planeta.
Aquel desafío conmovió a la sociedad argentina -principalmente a la juventud, ávida de sumarse a aquellas revolucionarias innovaciones-, que se estaban registrando en el viejo mundo y que abrían un abanico de grandes posibilidades para las comunicaciones y el transporte, principalmente.
Los argentinos de entonces miraban a Europa, siempre dispuestos a recoger las enseñanzas y las experiencias progresistas que se ensayaban allende los mares, en todos los terrenos, ya sean políticos, sociales, científicos o deportivos. Y así, producto de aquél interés despertado particularmente en los jóvenes, surgió el primer Aero Club.
El gobierno, inicialmente sorprendido, se vio entonces en la necesidad de no permanecer indiferente y apoyó la iniciativa, poniéndose al frente a las gestiones para traer al país a los precursores de la aviación, a fin de aprovechar las enseñanzas y experiencias europeas en la materia.
Entre los aviadores que respondiendo a la invitación llegaron a Buenos Aires, se encontraba el joven piloto francés Henry Brégi, que con un desmontado aeroplano Voisin -de 60 C.V.- arribó a nuestro puerto a fines del año 1909.
Hazaña que dejó huella
El numeroso público que presenció la prueba quedó maravillado por la hazaña que había presenciado. Ni qué decir del alborozo y entusiasmo que despertó entre la comisión oficial del flamante Aero Club, encabezada nada menos que Jorge Newbery, e integrada, entre otros por Alberto R. Macías, Gervasio Videla Dorna y Jorge M. Lubary.
Según las crónicas de entonces, Brégi inició muy temprano los preparativos de su demostración aérea. Se dice que soplaba una leve brisa del pampero en aquellos campos abiertos de Longchamps. La expectativa del público iba creciendo a medida que se acercaba la hora señalada.
Tras los requisitos preliminares, efectuó cuatro vueltas sobre los amplios campos es que se encontraba la improvisada pista. Los hizo en dos vuelos; uno por la mañana y otro por la tarde, con una permanencia total de 16 minutos y 45 segundos en el aire, a una altura de 60 metros y una velocidad promedio de 50 kilometros por hora.
Su hazaña hizo que el público lo ovacionara estruendosamente y saludara su retiro con largos y cerrados aplausos. Se registró oficialmente de esa forma en el país, el primer vuelo del “más pesado que el aire”, quedando inscripto en nuestra historia aeronáutica.
El vuelo de Henry -piloto número 26 de Francia-, controlado y fiscalizado por las autoridades del Aero Club Argentino, lo consagró como el primer piloto en volar un avión mecánico en Sudamérica. Brégi murió en 1917, a los 27 años, en un accidente registrado mientras perseguía a un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial.