Durante la última dictadura militar, un grupo de jóvenes fue secuestrado y torturado por reclamar el boleto estudiantil gratuito. Tenían entre 16 y 18 años. Seis de ellos continúan desaparecidos. Conocé la historia.
Se cumple un nuevo aniversario de la denominada “Noche de los Lápices”. Este día trae a la memoria a un grupo de alumnos secundarios que fueron secuestrados en La Plata durante la última dictadura.
Aquella noche del 16 de septiembre de 1976 se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército. El objetivo era capturar a los jóvenes, en su mayoría integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), quienes reclamaban por la implementación del boleto estudiantil gratuito.
Los secuestrados fueron Francisco López Muntaner; María Claudia Falcone; Claudio de Acha; Horacio Ángel Ungaro; Daniel Alberto Racero; María Clara Ciocchini; Pablo Díaz; Patricia Miranda; Gustavo Calotti y Emilce Moler. Éstos últimos cuatro lograron sobrevivir a una semana de tortura y a su posterior traslado a la cárcel. Los otros seis siguen desaparecidos.
Fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como Arana. Allí se los torturó durante semanas y luego fueron trasladaron a destinos similares: el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires, diversas Comisarías de La Plata y Lanús y el Polígono de Tiro de la Jefatura bonaerense.
El objetivo era desarticular la actividad política y exterminar a quienes cuestionaran el orden militar establecido. Los secuestros, torturas y desapariciones ocurridas hace 43 años serían el primer pantallazo del terrorismo de Estado aplicado por la última dictadura militar entre 1976 y 1982.
Según la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) -creada en 1983 por el gobierno de Raúl Alfonsín- se privaba de libertad a algunos ciudadanos para combatir "la subversión en las escuelas". Fueron planificados por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército Argentino.
La ejecución del plan corrió por cuenta de la Policía Bonaerense. Esta estaba entonces al mando del general Ramón Camps y del comisario Miguel Etchecolatz, director de investigaciones de esa fuerza.
Además, la entidad expresó que los seis estudiantes que continúan desaparecidos habrían sido torturados en distintos centros clandestinos de detención y ejecutados en enero de 1977.
El general Ramón Camps y el comisario Miguel Etchecolatz, responsables del hecho, consiguieron eludir la justicia durante más de 25 años. Sin embargo, en el año 2003 se los juzgó por crímenes de lesa humanidad.