Trabajó más de 30 años para la línea 515. Su despedida fue una fiesta. “Fue la sensación de terminar una etapa y se dio justo así de esa manera. Me dejó el corazón más que lleno, más que contento”, expresó a De Brown. Su historia.
Todo Longchamps se vistió de fiesta para despedir a Rubén Herrero, más conocido por sus amigos y allegados como “Perita”. El querido colectivero hizo su último recorrido y fue recibido en el final del tramo por sus compañeros y vecinos del barrio.
El chófer ingresó a trabajar en la línea 515 en 1992 por medio de un amigo, sin imaginar que ese lugar se convertiría en su hogar por más de tres décadas. A bordo de la unidad, Perita vivió momentos de gran felicidad, pero también de angustia e intensidad donde su rol fue clave.
“Una vez vi que a más de media cuadra venía una mujer corriendo con una criatura en los brazos y decidí esperarla para llevarlos. El nene venía mal, convulsionando. Cuando llegamos a la estación, bajé al resto de los pasajeros y salimos volando para el hospital Meléndez de Adrogué. Gracias a eso, salió todo bien”, contó en diálogo www.deBrown.com.ar.
Su trabajo no solo le dio su vocación sino también el cariñoso nombre de “Perita”. “Tengo la cara media larga y la pera muy avanzada. En realidad, el apodo completo era ‘tomate perita’, pero como se hacía largo el apodo quedó así”, contó entre risas.
El gran sentido de humor de Rubén y su facilidad para entablar conversaciones hizo que a lo largo de los años creara un lazo especial con los compañeros de la empresa y los pasajeros. Esto se vio reflejado el pasado lunes por la noche cuando nadie se quiso perder su última vuelta.
“Jamás pensé que iba a ser de semejante magnitud. Fue una sorpresa para mí, un halago muy grande. En un momento me superó. Pensé: ‘creo que no soy merecedor de todo esto’, pero simplemente sucedió y estoy muy agradecido”, expresó.
Con carteles, banderas, aplausos, bocinazos y hasta abrazos de por medio, se trató de una despedida digna de un colectivero que se ganó el corazón de la comunidad. “Fue la sensación de terminar una etapa y se dio justo así de esa manera. Me dejó el corazón más que lleno, más que contento” reconoció.
Ahora, ya jubilado, Rubén se dedicará de lleno a su otra pasión: la pesca. Sin embargo, confesó qué es lo que añorará de ser conductor de la línea 515. “El diario, el conversar con el pasajero, con la gente, el estar con los compañeros, el tener que cumplir con esa función. Se va extrañar mucho", concluyó a este medio.
