Tras la reducción de los cupos destinados a los comedores escolares por parte del Gobierno bonaerense, los reclamos son permanentes ya que el presupuesto que se destina por cada chico es cada vez menor. Además de que la comida es insuficiente, directivos, docentes y padres denuncian que los alimentos son de baja calidad y no colaboran en la nutrición de los niños.
En un año bastante convulsionado en materia de educación, en el que son constantes las demandas al Gobierno provincial por la falta de presupuesto, tanto para el salario de los docentes como para la infraestructura de las escuelas, uno de los conflictos de mayor impacto sobre los alumnos: es el del recorte presupuestario que afectó al Servicio Alimentario Escolar en todo el territorio bonaerense. Si bien las denuncias son constantes, por el momento, el panorama sigue siendo el mismo, pese a los anuncios de restitución de las cantidades de cupos.
El ajuste comenzó a producirse a principio de año, pero fue en los primeros días de junio se hizo totalmente evidente. Según indicaron directores de jardines y escuelas del distrito a www.deBrown.com.ar en diversas ocasiones, fue en el mes seis cuando “repentinamente” les avisaron que iba a aplicar -al igual que en toda la Provincia- una reducción del 30 por ciento en los cupos que hasta entonces recibían.
Luego de que se conociera la disposición, se sucedieron protestas y movilizaciones hacia la capital provincial y, en cada municipio, a los consejos escolares, adonde padres y docentes llevaron su reclamo por la complicada situación a la que se enfrentan a diario. No obstante, hasta el momento no hubo soluciones.
Si bien antes del receso de invierno las autoridades de la administración de Daniel Scioli anunciaron que las raciones habían sido restituidas, quienes están al tanto de los movimientos en este sentido, sostienen que el cambio no fue tal.
“La situación sigue siendo la misma, es una realidad que se puede ver en toda la provincia porque es algo que se repite en todos los distritos”, sostuvo en diálogo con este medio el consejero escolar Hugo Lucey (FR).
Este escenario lleva a que en muchos casos los directivos de las escuela se vean en la situación de tener que “decidir quien come y quien no”, ya que las cantidades siguen siendo insuficientes. A esta problemática se suma que los alimentos que llegan a cada una de las instituciones son “de baja calidad”.
Un ejemplo de esto es lo que sucede en el jardín de infantes 916 de Claypole, donde por cada desayuno o merienda que allí llega se gastan apenas $2,60. “Es una cuestión lógica. Cómo se hace para preparar algo con ese dinero?”, se preguntó el consejero.
En esa línea y en alusión a que para los almuerzos se destinan $6,30, Lucey comparó las cifras actuales con lo que destina la Organización de Naciones Unidas (ONU) “para los refugiados en los campamentos de Nigeria”. “Naciones Unidas destinan un dólar por cada persona. En la provincia, lo que se da a los comedores es menos que eso”, señaló.
De esta cuestión se desprende que, con este mínimo aporte, es muy difícil que las comidas puedan reunir los valores nutritivos que los chicos necesitan para desempeñarse en sus actividades y que serán su base para el resto de su vida. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en muchos casos el de la escuela es el único plato de alimento que reciben en el día.
"El calcio que se consume en edad escolar es el que va a servir a lo largo de toda la vida. Lo que no se consolida en la niñez, se paga en la vida adulta", señaló el profesor de la escuela de nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Sergio Britos en declaraciones televisivas.
Asimismo, el titular del Centro de Estudios en Nutrición Infantil (CESNI) precisó que “el 40% de los chicos en edad escolar tienen sobrepeso u obesidad y el diez tiene deficiencia de hierro”.
Lo cierto es que a raíz de una decisión política, de reducir tanto la cantidad como la calidad de los alimentos que los pequeños reciben, en la mayoría de los casos, como única comida del día, se puso en jaque el desarrollo físico y mental de estos niños, que están en plena etapa de crecimiento y que necesitan de los nutrientes necesarios para convertirse en adultos insertados en la sociedad.