Gustavo Burgos, coach de la Selección Argentina y director del Instituto Mu Deuk Kan en Almirante Brown, dicta clases a través de videollamadas grupales. ¿Cómo hacer deporte virtual y sortear el obstáculo de la pandemia?
El Coronavirus cambió hábitos y rutinas en el mundo entero. A los deportistas, puntualmente, los llevó a repensar las formas de entrenamiento, para seguir en actividad y no perder el nivel físico. A quienes desempeñan el rol de profesores o entrenadores, los obligó a descubrir nuevas herramientas para comunicarse con sus alumnos y dar continuidad a los ejercicios.
Tal es el caso de uno de los máximos exponentes del Taekwondo ITF en la República Argentina. Se trata de Gustavo Burgos, coach de la Selección Nacional desde hace más de ocho años y director del Instituto Mu Deuk Kan. El centro de artes marciales cuenta con sedes en todas las localidades de Almirante Brown. Desde Rafael Calzada, dicta clases a distancia.
Las aplicaciones para realizar videollamadas y la práctica de Taekwondo parecen dos mundos tan distintos como incompatibles. Pero, ante la necesidad de seguir activos pese a la pandemia, el browniano decidió unirlas para beneficio de sus alumnos.
Después de cerrar el gimnasio el 14 de marzo y manejarse con rutinas vía WhatsApp, el Sabon nim llevó adelante la primera clase para 50 estudiantes mediante "Zoom". Participaron desde Adrogué, Burzaco, José Mármol, Longchamps, Turdera, Claypole, La Plata y la provincia de San Luis, entre otros puntos.
"Pude entrar en sus hogares, escucharlos y corregirlos. Es la manera mas parecida a una clase tradicional. En casa coloqué el piso de goma para recrear todo lo mejor posible. Es una sensación inexplicable volver a verlos después de un mes", explicó Gustavo Burgos en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Consciente de que lo deportivo va a ser una de las últimas actividades en reanudarse post pandemia, el oriundo de Calzada no quiere perder más tiempo. En el living de su hogar, entre sillas e imágenes del General Choi, entrena a los grupos de infantiles, juveniles y adultos, todos en diferentes turnos.
"Los padres entienden la necesidad de que el nene tenga la actividad. Nos ingeniamos para que los chicos puedan hacer las mayores cosas posibles. Por más que estemos en casa, respetamos los protocolos. Al iniciar saludamos, y seguimos con estiramientos, ejercicios físicos, técnica de patadas, puños y formas", señaló.
Gustavo cuenta con alumnos de todas las edades y hasta algunos ya cumplieron más de 20 años al lado suyo. Todavía no saben cuando van a volver a cruzarse en el dojang, pero lo seguro es que ese encuentro comenzará con un abrazo interminable. "Uno aprende a valorar las cosas que antes parecían simples", sostuvo.
Sin importar cuándo ni cómo, ante la adversidad y en un contexto desfavorable para la práctica, el taekwondo sacó a relucir el "Espíritu indomable", uno de los cinco principios que pregona el arte marcial desde sus comienzos, allá por 1955.
