A 33 años de la Guerra, ex combatientes de Almirante Brown luchan todos los días por transforman el dolor, que todavía los acompaña, en acciones concretas para concientizar a las nuevas generaciones, combatir la “desmalvinización” y ganar reconocimiento.
En un nuevo aniversario del inicio de hostilidades con Gran Bretaña, se reanuda el pedido de justicia por los que se aferran a los recuerdos y los que perdieron su vida en el combate o no soportaron el sufrimiento de lo vivido en el retorno. El reclamo por la soberanía argentina sobre las islas Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur es esencial para la consolidación de una sociedad respetuosa de la democracia y los derechos humanos.
“Héroes son los 649 que entregaron sus vidas por defender nuestra Patria y nosotros estamos para contar la historia”, así se presenta Luis Carabajal, que vive en Burzaco y diariamente no se rinde y le hace frente a los sinsabores que le dejó la guerra.
A la denominada "Causa Malvinas" tanto él como sus compañeros la llevan marcada a fuego en el alma y en el corazón. “Cuando me convocaron no sabía a lo que me enfrentaba, hoy sé lo que es la muerte y el hambre, pero también lo que vale mi Patria, lo que es cantar el Himno”, destacó en diálogo con www.deBrown.com.ar
Luis en esa tierra tan lejana y fría aprendió a rezar y a agradecer el poder despertarse cada día. Su legado es traspasar su experiencia para que nadie se olvide de los mártires.
“Lo que siempre le transmito a mis hijos y a mis nietos es que nunca bajen los brazos y luchen por sus ideales, por su familia y por defender los colores celeste y blanco. Debemos aprender a sentirnos orgullosos de haber nacido en esta tierra”, expresó.
Laura Leguizamon, lo acompaña hace varios años, supo conformar una familia con sus hijos y los de él. Según relató a este medio las pesadillas que sufría lo hacían despertar abrumado y cualquier ruido fuerte lo ponía mal. Con el tiempo, aprendieron a conocer y respetar sus silencios, sus miradas que se pierden a lo lejos y su tristeza al hablar.
A Gabriel Del Río nadie lo fue a recibir cuando volvió de la Isla. ¿Por qué? como a la mayoría de los compatriotas, la sangrienta Dictadura que los mandó a un enfrentamiento injustificado, los ocultó después. No tenía dinero y llegó a su casa pidiendo ayuda. “Cuando mi mamá lo conoció lo abrazó y le dio las gracias por todo lo que hizo por los argentinos”, relató Nancy Aguirre, esposa de este héroe.
En el 2007, Del Río pudo volver con un grupo de 12 compañeros a tierra malvinense. Fue una experiencia única, pero también dolorosa ya que, según explicó al volver, los trataron como turistas en un suelo donde deambulan las almas de jóvenes argentinos que dieron su vida por defender la Nación.
Luis Ferreira, integra el área de coordinación de veteranos en Brown. En declaraciones a este medio reconoció que los años han traído avances y retrocesos en el reconocimiento, pero destacó la importancia de mantenerse unidos en el reclamo y seguir manteniendo viva la memoria. De allí, cree que son los más chicos los que fortalecerán la conciencia colectiva de la nación.
“En lo personal tengo un agradecimiento para toda la sociedad porque nos muestran afecto en cualquier actividad que participamos. Hoy internet nos ha facilitado el acceso a la información, pero no es lo mismo un artículo que podamos leer a tener a un veterano en el aula o en la cátedra, que te pueda resolver dudas. Por eso, insistimos en que hay que trabajar fuerte en las escuelas y universidades”, opinó.
Carabajal, Ferreira, Del Río y sus miles de compañeros, comparten una historia que marcó sus vidas para siempre. Sin embargo, lejos de aquellos miedos por los que debieron atravesar en su juventud, buscan resignificar un capitulo triste de la Argentina. Por quienes persisten en esta lucha de derechos y por los ya no están: "Viva la Patria, Viva Malvinas".