Tras exponer a la comunidad los graves inconvenientes que presenta la escuela, los directivos, docentes, padres y alumnos de la secundaria N° 26 piden que “más allá de tapar el pozo”, que protagoniza el centro del patio de la institución, el Consejo Escolar y el Gobierno provincial atiendan otras cuestiones graves de infraestructura que los afectan. El lunes se movilizarán hacia dicha dependencia provincial en Adrogué.
Las escalofriantes imágenes del estado de la escuela N° 26 de Glew conmovió a la comunidad. No solo por la situación que está pasando esta institución y las deplorables condiciones en las que tienen que estudiar los niños, sino también porque este colegio no es la excepción. Miles de escuelas de toda la provincia de Buenos Aires carecen de una buena infraestructura para brindar clases y aún así, siguen funcionando a la espera de que “nada malo suceda”.
Tras tomarse conocimiento público del derrumbe que se produjo en el patio de la secundaria 26, que dejó como consecuencia un enorme pozo en el medio del patio, las soluciones comenzaron a llegar a cuenta gotas y las promesas a borbotones.
Sin clases, la escuela espera que más allá del arreglo del pozo, se resuelvan otras cuestiones trascendentes en el largo temario del establecimiento, como a falta de mantenimiento de los baños, que además de no funcionar correctamente tienen a la vista varios caños oxidados que conducen la luz y el agua, algo sumamente peligroso para los niños, sobre todo cuando llueve. A esto se le suman la falta de ventanas en varias áreas, la humedad creciente en las paredes de todo el edificio y las filtraciones que -por el mal estado en el que está la estructura- escurren agua por debajo de las paredes.
“Expusimos este reclamo porque es algo en lo que venimos luchando hace años. Por una cuestión de dignidad para los alumnos, hay una matrícula de 700 divididos en tres turnos. Esperamos que se haga el edificio nuevo”, expresó en diálogo con www.deBrown.com.ar Susana Moreyra, directora de la escuela.
Es que la situación viene de años atrás. Allá por 1997, pesaba sobre el edificio un pedido de demolición y el cierre definitivo de la institución. Sin embargo, luego de algunos mínimos arreglos que se realizaron sobre la estructura, se permitió que siga funcionando, a costa de como se pudiera. Hoy se evidencia la emergencia y la desidia por parte de las autoridades provinciales, a través del Ministerio de educación y el Consejo Escolar, quienes deben regularmente inspeccionar y velar para que los niños estudien en condiciones óptimas.
“Las clases están suspendidas desde hace dos días, fue una decisión unánime de toda la comunidad educativa”, informó en diálogo con este medio la docente Amparo Correa.
Según advirtió, “las autoridades vienen haciendo promesas respecto a que van a hacer el edificio nuevo, pero hasta el momento son sólo promesas”. “Por más que ahora vengan a tapar el pozo, decidimos que no vamos a volver a clases hasta que veamos que empiezan a trabajar para construir el nuevo. Los profesores, las familias, los alumnos tenemos mucha voluntad, pero no vemos la voluntad real y concreta de las autoridades”, sostuvo.
En este punto, adelantó que el lunes se reunirán a las 9 en la sede de la escuela, situada en Scalabrini Ortiz 2561 y, alrededor de las 10, se harán presentes en el Consejo Escolar, situado en la calle Rosales, en Adrogué. El objetivo es pedir que se tome como prioridad la puesta en marcha de soluciones para el establecimiento educativo y “que no sea sólo una acción aislada para salir del paso”.
“La situación es de extrema gravedad, más allá del pozo, la escuela tiene una gran cantidad de problemas de infraestructura, las paredes, ventanas, puertas, baños, todo está en mal estado”, expresó la Correa.
Un granito de arena en un océano de problemas
Luego de conocerse y masificarse en los medios de comunicación la problemática, las autoridades del Consejo Escolar e inspectores se hicieron presentes para constatar las necesidades y aseguraron que trabajarán para resolver el problema.
También funcionarios municipales se presentaron en el lugar y, pese a que no es jurisprudencia suya el estado de las escuelas, ya que depende del Gobierno provincial, igualmente pusieron en marcha operativos de emergencia para solucionar lo más pronto posible la situación y que los niños vuelvan a clases en alguna otra dependencia.
“Este edificio no se puede usar más. Ahora hemos encontrado algunos espacios en la escuela primaria, que está en frente; y vamos a tener clases ahí, eso va a ser a partir del lunes”, adelantó la directora.
Y agregó: “Vino gente del Consejo Escolar y algunos inspectores que se tienen que comunicar con Provincia para ver cómo resuelven el tema. Pero esperamos que sea rápido”.
Por otro lado, Moreyra destacó que ya trabajan en material especialmente preparado para los chicos, con el fin de que no pierdan el ritmo de los programas de estudio. “Hay nenes que necesitan levantar las materias, porque tienen que incorporar contenidos, a pesar de todo esto que está pasado. El objetivo principal es no perjudicarlos, por eso estamos armando un diagrama ordenado”, concluyó.