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AÑO 12 - EDICIÓN Nº 2324
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SOCIEDAD
domingo 26 de octubre de 2014

Acto por el 149° aniversario de Glew


El intendente de Almirante Brown, Daniel Bolettieri encabezó la ceremonia. Se llevó a cabo en la plaza San Martín, sita en Evaristo Carriego y Rafael Obligado. Estuvieron presentes autoridades municipales, de la comunidad educativa, representantes de instituciones de bien público y vecinos.

Iglesia Santa Ana - Glew - www.estoslugares.com.ar

Un poco de historia...

Los primeros datos sobre los orígenes de Glew surgen en 1810, donde figura doña Clotilde heredando de su esposo las tierras de esta zona. Anteriormente, se presume que habitaron pueblos nómadas, cazadores y pescadores, de los que han quedado pocos rastros.

A partir del deceso de Manuela Leyes hay una serie de sucesiones, ventas delimitaciones e inventarios hasta 1857, cuando adquiere las tierras don Juan Glew. El lugar comenzó a conocerse como “Estancia de Juan Glew”, que estaría ubicada en lo es actualmente la calle Avellaneda, con cuatro puestos de colonos llamados: Centinela, Tacuarembó, Chuquisaca y Ombú.

El Camino Real, que en sus orígenes pasaba por Rivadavia, pasó a ser la Ruta 210. El pueblo de San Vicente figuraba como zona rural.

Juan Glew edifica en Avellaneda y Moreno, frente a la estación, el primer almacén de ramos generales y vende parte de las tierras al Ferrocarril del Sud. Esa venta fue reglada en dicha fecha ante el escribano Francisco Castelloti por un precio total de 8000 pesos. En marzo de 1865, don Juan Glew donó un terreno de su propiedad para las vías y la estación del futuro Ferrocarril Sud.

Desaparecido don Juan Glew, la vieja estancia fue alcanzada por el progreso con la entrada de las vías del ferrocarril y se fue dividiendo en las parcelas que dieron origen al pueblo. Sus descendientes dividieron el campo heredado y se adjudicaron distintas fracciones.

Una parte del campo dio origen a la primera formación del pueblo, hoy llamado “Pueblo Viejo” comprendido entre las vías del ferrocarril y del camino general a la Capital Federal (ruta provincial 210). Esta fracción de terreno apareció con el nombre de “Pueblo de Cambaceres” después del fallecimiento del legislador Antonio Cambaceres, vinculado al lugar por su establecimiento de campo, próximo al pueblo. Es probable que, en homenaje al legislador, los martilleros denominaron con su nombre los terrenos que lotearon.

Al transcurrir los años, la estancia de J. Glew se fue transformando en un conjunto de chacras y tambos, gracias al trabajo de esforzados hombres afincados en el lugar, como don Jacinto Calvo.

Entre aquellos primeros pobladores del pueblo estaban Amadeo Poggio; Pedro Díaz; Daniel Acebal; Elsa Ibarra; Luis Cacosa; Oscar Taño; Alfredo Roggero; Tomas Casado; Domingo Tagliaferro; Aurelio Amoedo, a quien se debe el primer pavimento del pueblo.

Años después, los terrenos ubicados al este de las vías del tren, dieron origen al llamado “Pueblo Nuevo de Glew”. El nuevo pueblo crece poco a poco, más comercial, va aumentando la población y con ello la necesidad de fundar escuelas. Sarmiento firmó el edicto para la fundación de la Escuela Nº 4 en Ministro Rivadavia, y en 1905, se trasladó a Glew.

Comienzan a construirse las primeras casonas, entre ellas la que pertenece a la familia Calvo, iniciadores de la construcción de un templo, que data de 1890, ya en el año 1905 el pueblo cuenta con una Capilla.

Inmigrantes provenientes de la primera guerra mundial se asientan en los fondos del pueblo nuevo. Nace así una inmensa colonia alemana de la que hoy tenemos algo muy preciado: el puro oxígeno obtenido a través de los muchos árboles que caracterizan la zona por ellos elegida.

En el año 1960 llega otra corriente migratoria: japoneses se asientan en los fondos de Glew lindando con el partido de San Vicente. En 1975 el antiguo pueblo ascendió al rango de ciudad, sumándose así a las localidades de Mármol, Claypole, Longchamps, Ministro Rivadavia, San José, Burzaco, Rafael Calzada y Adrogué conformando así el Partido de Almirante Brown.

Entre esos núcleos de población en “las afueras” del viejo y nuevo pueblo, se construyen barrios con distintas denominaciones, tales como: Gorriti, Las Calandrias, Los Altos, Villa París, Parque Roma, Los Alamos, Parque Ipona, Los Pinos, La Reforma, Almafuerte, Kanmar, Gendarmería, Villa Amancay, Barrio Parque El Progreso, etc.

Las tierras que ocuparon las vías del Ferrocarril Sud, cruzaron de norte a sur la vieja estancia de Juan Glew. Este fue quien vendió esas tierras para las vías del tren y para la construcción de la estación que hoy lleva el nombre de Glew. Denominación que encontramos igual desde sus orígenes.

El 18 de marzo de 1865 fue cuando don Juan Glew vendió a don Enrique Applin Green, una fracción de terreno para la vía y la estación del Ferrocarril Sud. Los trabajos del Ferrocarril Sud, que se habían iniciado el año anterior, alcanzaron el fin de la primera etapa que fue inaugurada oficialmente. Es así que en la mañana del 14 de agosto de 1865, a las 10.05 para ser exactos, se detenía el primer tren en Glew.

La capilla Santa Ana del pueblo de Glew guarda una de las páginas más reconocidas de la pinacoteca argentina: los frescos que Raúl Soldi dejó allí pintados y que junto con la muestra permanente de la Fundación Soldi. Los mismos invitan a acercarse a ese universo de criaturas inocentes y climas afables que es el rasgo característico de su obra.

Los murales de la iglesia de Santa Ana, con su antiguo campanario en pie, fueron inaugurados en 1905. Hoy, al entrar en la capilla se percibe el fuerte aroma a hierbas que inunda esa nave de 8 m de frente por 25 de largo, con bóveda de cañón corrido. Y enseguida sorprenden los colores de los frescos: tonos saturados conviven con matices pastel y azules ultramar intensos.

Veintitrés calurosos veranos fue el tiempo que Raúl Soldi tardó en concluir estos murales con la técnica renacentista del fresco. Primero revocó los muros; más tarde, por medio de un sistema de caños, humedeció el interior de las paredes. Dibujó el boceto y luego, sobre el muro listo, aplicó con espátula los pigmentos que le dieron vida.

El paseo continúa en la Fundación Soldi, creada por iniciativa del artista. Allí se exhiben 60 obras, entre óleos, dibujos y grabados, que abarcan distintas etapas pictóricas desde 1927 hasta 1978. También se proyecta un video sobre su vida. La de Soldi es “una obra caracterizada por la paz, la tranquilidad y la poesía”.

La Biblioteca Popular Pablo Rojas Paz de Glew, se inauguró oficialmente el 22 de marzo de 1969. La entidad funciona en la sede de Aristóbulo del Valle y Mansilla, Glew, ciudad situada a 34 km al sur de la Capital Federal.

El edificio de la Biblioteca, fue donado para tal fin por el artista plástico argentino Raúl Soldi, quien tuviera destacada actividad en nuestra ciudad pintando las paredes murales de la Capilla Santa Ana mediante la técnica del fresco. El nombre es en homenaje al escritor tucumano Pablo Rojas Paz quien fuera gran amigo de Raúl Soldi. La actividad de la Biblioteca comenzó a partir de 1970, luego de destinar el primer año a la organización de la misma.

Es de destacar la labor del personal bibliotecario y directivos que hicieron posible el crecimiento y posibilitan actualmente la continuidad de la entidad. Es justo resaltar especialmente la tarea de la Sra. Sara Onega de García quien fuera durante más de 25 años, presidenta de esta entidad y quien tuviera destacada actuación integrando la Comisión Directiva desde la fundación de la Biblioteca.

A través de los años, el edificio de la Biblioteca fue creciendo hasta contar en la actualidad con diversas salas de lectura y consulta, salón de exposición de obras pictóricas, oficina de procesos técnicos y para tareas administrativas, y otras dependencias.

 

 

 

 

 

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