La exposición a los rayos ultravioletas (UV) sin protección por un tiempo prolongado puede ser altamente dañina. Más aún para quienes cuentan con una mayor sensibilidad en la piel. En el verano, extremar la prevención es fundamental.
Según especialistas, las radiaciones luminosas de origen solar pueden provocar lesiones superficiales y de alto grado en la piel; daños graves en los ojos (cataratas, lesiones en la retina); envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas) y diferentes tipos de cánceres cutáneos.
Medidas simples para cuidarse
- Evitar tomar sol entre las 10 y las 16 horas
- Cubrirse con indumentaria adecuada que aumente la protección como lentes de sol contra los rayos UV; sombreros con ala ancha o gorras con visera; remeras o pantalones de trama cerrada; y de colores oscuros, hay telas que tienen FPS.
- Utilizar protector de amplio espectro (con filtros UVB-UVA) con factor de protección (FPS) 30 o mayor. Colocar 30 min antes de exponerse, renovar el mismo cada dos horas o luego salir del agua o transpiración excesiva y colocar cantidad suficiente 2 mg por cm2 de piel.
- No exponer al sol a bebés y niños pequeños, mantenerlos en la sombra con la ropa adecuada. Los protectores se pueden empezar a usar en niños mayores de 6 meses.
- Beber mucho líquido, entre 2 a 3 litros diarios y aumentar el consumo de frutas y verduras.
- Hidratar la piel luego de la exposición solar.
Los recaudos
Deben reforzarse en niños y adultos mayores de 65 años. Dichas franjas etarias corresponden a grupos de riesgo. Sugieren invertir en un buen bloqueador solar. Los bebés menores de 1 año deben evitar completamente la exposición.
Quienes acudan a camas solares, deberán eliminar estar en contacto con los rayos UV. “Las dosis de rayos artificiales de las camas solares se acumulan a las dosis de UV del sol y pueden reforzar el efecto cancerígeno”, alerta el Instituto Nacional del Cáncer (INC), por lo que se desalienta su uso en menores de 35 años.
Se trata de una patología que reúne más de siete mil casos desde 2002. Si bien todas las personas son susceptibles, existen ciertos grupos que deben prestar una mayor atención. Quienes posean la piel, ojos y cabellos claros; tengan numerosos lunares congénitos (de nacimiento) o atípicos, pecas (efélides); o antecedentes de melanoma en la familia, tienen una mayor predisposición.
Dermatólogos y especialistas indican observar los cambios en la dermis de forma diaria, y realizar los debidos controles anuales a modo de prevención.