Se trata de Federico Martignetti, quien es además vecino de la ciudad. “Fue un homenaje a la Argentina y a la localidad que tanto quiero”, contó a De Brown. Conocé su historia.
Hoy, 20 de junio, es el Día de la Bandera. El amor por este símbolo es un sentimiento que nos abraza y une pese a las diferencias. El browniano Federico Martignetti así lo entiende y es por eso que decidió grabarse en la piel el monumento a esta insignia ubicado en Burzaco. Logró así plasmar el cariño por la localidad donde creció, emblemática por ser sede del monolito más antiguo del país.
El browniano tiene 35 años y se tatuó en 2020. Lo hizo en el gemelo izquierdo. Todo el trabajo llevó alrededor de cuatro horas y estuvo a cargo del Rodrigo Galván, oriundo de José Mármol. Fue la primera vez que el artista realizó un diseño de esas características.
“Representa el sentido de pertenencia a Burzaco. Yo soy de acá, tengo a mi familia, a mi club de fútbol. Este lugar es mi casa, es una gran parte de mi vida. Por eso, el monumento significa mucho para nosotros. Es el primero del país y está en nuestro barrio”, explicó Federico en diálogo con www.deBrown.com.ar.
Y agregó: “Fue un homenaje a la Argentina y a la localidad que tanto quiero. Fue englobar todo. Hace mucho lo tenía en mente y finalmente lo pude concretar”.
Por su impecable diseño y el simbolismo que encierra, el tatuaje encantó entre sus seres queridos. “Les gustó mucho a todos. Una vez listo, lo primero que hice fue mostrarlo a los grupos de redes sociales que tienen relación con la localidad. Fue muy elogiado”, reconoció a este medio.
Está ubicado en la tradicional plaza Manuel Belgrano, ubicada en E. de Burzaco y 25 de Mayo. Fue llevado adelante en 1937 por el escultor Claudio León Sempere y el constructor Francisco Blumetti.
Un año después, se colocó la piedra fundamental. Sin embargo, para concretar el proyecto, se necesitó de la colecta de fondos. Si bien esto llevó tiempo, colaboraron distintas instituciones de bien público de la Región.
Finalmente, 25 de julio de 1943, se inauguró la obra. Fue declarada Monumento Histórico en 2019.
