Cifras recientes ofrecidas por el Ministerio de Salud, advierten que en Argentina más de 100.000 nacimientos al año corresponden a mujeres que no superan los 20 años. La mayoría de ellos no fueron planificados.
En nuestro país, 117.000 bebes cada año son dados a luz por madres que apenas superan la mayoría de edad. Además, 3.200 partos son protagonizados por nenas que tienen entre 10 y 14 años.
El hecho de que se haya incrementado la concepción en adolescentes no es nuevo. Lo llamativo es que se acrecienta anualmente. En los últimos 14 años se amplió en un 15 por ciento. Según informó la cartera de Salud de cada seis bebés que nacen, uno es de una madre precoz.
¿Cómo se explica este panorama? Especialistas advierten que influyen una serie de factores, como el inicio a temprana edad de las relaciones sexuales, la falta de conocimientos sobre el tema y, en menor medida, situaciones de violencia que implican abuso y violación.
Por eso, es transcendental el desarrollo de una política educativa activa para otorgar a los jóvenes herramientas para evitar que se conviertan en padres prontamente. En ellas se deben incluir los métodos anticonceptivos.
En ese sentido, desde el organismo puntualizaron que el preservativo es el único que previene las enfermedades de transmisión sexual (ITS), por lo cual es ideal combinarlo con otros métodos. Algunas alternativas son las pastillas anticonceptivas, el dispositivo intrauterino (DIU), el sistema intrauterino (SIU), el parche o implante anticonceptivo y el diafragma.
En función de este aspecto se estima además que la mitad de la población adolescente utiliza preservativo durante una relación sexual. Pero, la mayoría lo hace de forma incorrecta.
En consecuencia, tanto el varón como la mujer cumplen un rol central en la prevención del embarazo. No es únicamente una responsabilidad de él o de ella, sino de ambos. Tener un hijo genera un cambio notable en sus vidas y en el vínculo con sus familias, que deben estar listos para asumir.