Por: VICTORIA CAVOTI MÉDICA UBA. MN 111 677
Patóloga con formación perinatal de una maternidad pública del GCBA y de dos sanatorios de alta complejidad CABA
Cuidar el intestino es fundamental para alcanzar una salud integral. ¿Por qué se dice que el intestino es el segundo cerebro? ¿Por qué los alimentos fermentados favorecen el proceso digestivo y la absorción de nutrientes?. Conocé los ocho secretos para una buena alimentación y mejor digestión.
Uno de los temas de conversación referidos a la alimentación, tanto en ámbitos cotidianos como en las consultas médicas tiene que ver con las sensibilidades referidas a la digestión. Así se pueden escuchar comentarios que transcurren por tópicos tan diversos como “leí que las harinas me pueden distender”, “el problema de la leche de vaca es que somos lo únicos mamíferos que la consumimos de otros mamíferos” ó “hago ayuno porque leí que hace bien pero después resulta que como y vuelvo a sentir que tengo panza de embarazo…”.
Muchos de estos temas tienen que ver precisamente con la digestión, un proceso espectacular, pero que si uno de sus eslabones no funciona nos sentimos mal.
Hoy sabemos que estos dos sistemas digestivo y nervioso se relacionan íntimamente. En esta íntima relación cerebro -aparato digestivo no podemos dejar de nombrar a la vedette de la ciencia y de los estudiosos de la microbiología: la microbiota.
La microbiota está conformada por millones de bacterias que viven activamente en todo nuestro tubo digestivo, piel y tracto genital.Tenemos bacterias desde la boca hasta el recto. Las millones de bacterias cumplen roles importantes: educan a nuestro sistema inmune. Por eso, una microbiota robusta en términos de número y diversidad previene la aparición de enfermedades autoinmunes, forman parte activa del sistema inmune junto a linfocitos y células presentadoras de antígenos (virus, bacterias y hongos que enferman), permiten la absorción de micro y macronutrientes, secretan ácido butírico este ácido graso mantiene el medio interno en estado de no inflamación y equilibrio y secreta el 80 % de la serotonina neurotransmisor del bienestar. Pero ahí no queda todo, sabemos que hay una conexión directa a través de axones entre el cerebro y el intestino.
Estudios demuestran que en personas con cuadros depresivos o de ansiedad, la evaluación de las bacterias intestinales da como resultado una microbiota poco diversa y robusta. Las emociones que experimentamos modifican nuestra digestión: la restricción voluntaria de alimento provoca ansiedad y enojo, las dietas sin seguimiento profesional como ocurre con algunas dieta keto disparan neurotransmisores excitatorios o inhibitorios que pasan la barrera encefálica llegando a la corteza parte del cerebro más evolucionada, comer tranquilos y alimentos variados repercute en nuestra corteza prefrontal anterior encargada del bienestar y la ecuanimidad.
Entonces nos queda claro que la digestión, la microbiota, el tronco encefálico, la amígdala que gestiona las emociones y la corteza prefrontal anterior que nos brinda equilibrio y felicidad están íntimamente relacionados por neuronas y sus mensajeros llamados neurotransmisores.
La digestión está en agenda mediática, en redes sociales y en la medicina pero pocos lo abordan holísticamente, entendiendo que la microbiota es la primera guitarra y los hábitos y la emociones la percusión que acompaña. Entonces una de las claves es ¿cómo digerir mejor, alcanzar mayor confort y fortalecer la microbiota ?.
Aquí les compartimos los 8 principales tips:
¿Dónde podemos encontrar probióticos? En Argentina solo están disponibles de manera natural en algunos yogures y en capsulas, polvos o comprimidos elaborados por la industria farmacéutica.
¿Cómo reconocemos en la góndola del supermercado un yogur con probióticos? Los yogures con probióticos tienen el rótulo de “Con Probióticos Naturales” o “Contiene Probióticos Naturales”. En la lista de sus ingredientes se nombran las siguientes bacterias: L. Casei, Bifidobacterium Lactis y L.Rhamnosus. Estas tres bacterias son consideradas probióticas debido a su evidencia científica que demuestra una acción beneficiosa para nuestro cuerpo.
En cuanto la alimentación de los bebés, la leche materna es el prebiótico más importante que pueden recibir para el buen desarrollo de su microbiota. Todos los que trabajamos en salud debemos participar activamente en fomentar, fortalecer y acompañar la lactancia materna por los menos los primeros 6 meses de vida extrauterina.