En las últimas dos semanas se intensificó la falta de estos servicios en gran parte del Conurbano y Capital Federal. ¿La causa? las empresas aseguran que se debe a tareas de mantenimiento y refacción que suelen hacerse durante el periodo vacacional. Pero son cada vez más las horas en las que la electricidad y el agua escasean. Los vecinos siguen acumulando bronca con cada llamado de reclamo.
Con altas temperaturas, con baja sensación térmica, de día, de noche, con lluvia o sin ella, cualquier día parece ideal para que falte la luz, el agua o aún peor: ambas. Es que, cansados de dejar constancia del mal servicio por teléfono o Internet, los vecinos se vuelcan a las redes sociales para expresar sus días de furia.
En Almirante Brown, hace dos semanas que se producen cortes eléctricos de forma intermitente en Adrogué, Burzaco y Rafael Calzada. Asimismo, se vieron afectadas viviendas de José Mármol, Longchamps y Glew.
Las quejas también alcanzaron al servicio de agua que se cortó en varias zonas o se mantuvo con una presión muy baja, que dejándola correr por la canilla durante unos minutos lograba desaparecer, despertando el terror en cada hogar.
Las empresas argumentaron que esto se debe a tareas de mantenimiento y refacciones que se realizan durante el periodo estival, con motivo de que mucha gente se moviliza a la Costa o a otras provincias. Sin embargo, las fallas siguen estando a la orden.
Desde Edesur informaron que “se registraron cortes puntuales, como es habitual los días de calor”, pero aclararon que “sin ninguna anormalidad en los cables de media y alta tensión”. Asimismo, advirtieron que si bien se registró un récord de consumo, la compañía trabajó normalmente.
En tanto, desde AySA informaron a través de su web que se producirían varios cortes y así fue. Según explicaron sus voceros, se debió a la “interrupción del suministro eléctrico estación elevadora Quilmes y de Lanús”.
Lo cierto es que la ausencia de luz afecta, en la mayoría de los casos, al suministro de agua y esto hace intransitables los días ya que complica la cotidianidad de las casas, la higiene y la comodidad de utilizar los artefactos que hacen a la vida diaria. Un mal que se repite año tras año, pero con mayor frecuencia.