Se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos en el mundo. Conocé todos los detalles.
La demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento como muchos suelen creer. Es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Alzheimer, una de sus formas más comunes, acapara entre un 60% y un 70% de los casos.
Esta patología afecta en el mundo a unas 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. Se prevé que el número total ascienda a los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050.
Se trata de una enfermedad –usualmente de naturaleza crónica o progresiva– caracterizada por el deterioro de la función cognitiva. Es decir, la capacidad para procesar el pensamiento. Esto suele ir suele ir acompañado, por el detrimento del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
Según un informe de la OMS, afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. Sin embargo, la conciencia no se ve perjudicada.
La demencia es originada por diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro, como el Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares. Es considerada una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo.
Los signos de la enfermedad suelen ser diferentes en cada persona. Sin embargo, se pueden entender en tres etapas:
Etapa temprana: suele pasar desapercibida ya que es paulatino.
Etapa intermedia: los signos se vuelven más evidentes y más limitadores.
Etapa tardía: la dependencia y la inactividad son casi totales. Las alteraciones de la memoria son graves.
No hay cura para la demencia o para revertir su evolución progresiva. Sin embargo, sí existen numerosas intervenciones que se pueden ofrecer para mejorar la calidad de vida de las personas que la sufren.
Estudios demuestran que se puede reducir el riesgo de padecerla haciendo ejercicio con regularidad, no fumando, evitando el uso nocivo del alcohol, controlando el peso, con una alimentación saludable y manteniendo una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa.
Es importante destacar que la demencia no afecta exclusivamente a personas mayores. La aparición de los síntomas antes de los 65 años, representa hasta un 9% de los casos.