Un aneurisma aórtico apagó la vida del ídolo de Racing y Atlético de Madrid. Además, fue el histórico ayudante de campo del “Coco” Basile. Tenía 72 años. Fue vecino de Adrogué, donde se desempeñó como comerciante junto a su esposa.
El viernes 12 por la mañana, el “Panadero” Díaz había ingresado a la Fundación Favaloro para someterse a una intervención quirúrgica programada. Consistía en la aplicación de una endoprótesis en la aorta abdominal.
Pero las cosas no salieron bien y su estado de salud se agravó. Fue operado nuevamente y, desde ese momento, quedó internado en terapia intensiva. Por la mañana de este martes 16, falleció a los 72 años.
Rubén Osvaldo fue un personaje muy querido en el ambiente del fútbol. Comenzó su carrera en Racing, allá por 1965. Ganó la Copa Libertadores de 1967 y la Intercontinental de ese mismo año. También fue campeón del torneo local.
Más adelante, jugó un año en San Lorenzo (1973) y después partió a España para actuar en el Atlético de Madrid, donde ganó la Copa Intercontinental (1974), la Copa del Rey (1976) y la liga local (1976-1977). Finalmente, volvió al país para retirarse con la camiseta de su querida “Academia” en 1978.
Tras colgar los botines, comenzó como ayudante de campo de Ramón Cabrero en Deportivo Italiano. Luego se convirtió en la mano derecha de Alfio Basile.
Como ayudante del “Coco” fue bicampeón con Boca del torneo local, ganó la Sudamericana y la Recopa en dos oportunidades. En Racing se quedó con la Supercopa 88 y también festejó la Copa Gigantes de la Concacaf en el América de México.
Siempre junto con Basile, Díaz integró en dos ciclos el cuerpo técnico de la Selección Nacional. Consiguió las Copas América de 1991 y de 1993, la Copa Confederaciones de 1992. Y participó del Mundial de Estados Unidos en 1994.
El “Panadero” fue vecino de Adrogué durante muchos años. Además, se desempeñó como comerciante en un local de ropa que tenía junto a su esposa.
Se lo podía ver muy seguido en la galería de Trote; y tomando café en un bar de Pellerano y Esteban Adrogué. Siempre humilde y respetuoso, no tenía problemas en sacarse fotos con los vecinos que se lo pedían.