Con estos días fríos se incrementan significativamente las infecciones respiratorias. ¿Cómo podemos cuidarnos y qué debemos tener en cuenta para evitarlas? Conocé más en la nota.
Como todos los años, en esta época invernal, las gripes y los resfríos llegan con mayor fuerza. Un gran porcentaje de la población experimenta en algún momento un proceso infeccioso o inflamatorio. Éste compromete las vías aéreas superiores (nariz, garganta, oído, laringe, tráquea).
El número de casos crece progresivamente. Es que las condiciones climáticas favorecen su reproducción y el aumento de la circulación viral.
“El aparato respiratorio está expuesto a aproximadamente 10.000 litros por día de diferentes elementos en suspensión, incluyendo virus y otros microorganismos presentes en el aire que respiramos, pero las vías aéreas poseen poderosos mecanismos de vigilancia y protección que evitan que suframos muchas de esas infecciones”, aseguraron desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Ambas enfermedades suelen confundirse, pero presentan marcadas diferencias en cuanto a prevención, tratamiento y gravedad.
Mientras que la gripe es causada por el virus influenza, el resfrío común puede ser producido también por otros que circulan en el invierno. Se contagian a partir de estornudos y tos.
Los síntomas son muy similares: descarga nasal clara o blanca, estornudos, obstrucción nasal, dolor de garganta, disfonía, fiebre o sensación de fiebre, tos y cansancio; aunque la gripe suele tener síntomas más marcados como postración, cefalea y dolores musculares.
La principal diferencia se encuentra en que los virus productores del resfrío no son sensibles a los antibióticos y tampoco existen fármacos antivirales para la mayoría. Se trata con reposo -cuando los síntomas perturban la actividad normal del paciente- analgésicos/antipiréticos, antihistamínicos con o sin el agregado de descongestivos.
En cambio, la gripe, puede presentar una complicación bacteriana y entonces será necesario administrar antibióticos.
La única medida capaz de evitar su desarrollo es la vacunación anual. Están disponibles desde abril y puede ser recibida por todos los mayores de 24 meses.
La indicación recomendada comprende a los niños entre 6 meses y 5 años y a los mayores de 65. Además, incluye a las embarazadas y puérperas, y a los portadores de enfermedades pulmonares, cardíacas, renales, hepáticas, cáncer, diabetes e infección por HIV de cualquier edad.
La influenza se presenta todos los años en brotes de gravedad variable que duran cerca de 8 semanas y se calcula que los adultos corren el riesgo de padecerla una vez cada 10 años. Los profesionales recomiendan que si presenta síntomas con fiebre, consulte a un médico.