Tanto para los deportistas, como para aquellas personas que tienen planeado un aumento gradual en sus niveles de actividad física, es imprescindible que adapten sus comidas para satisfacer las necesidades de su cuerpo. La licenciada María Soledad Penso, dialogó con De Brown y explicó cómo tener una dieta saludable.
La relevancia de tener una óptima alimentación a la hora de realizar ejercicio es fundamental para obtener los resultados esperados. La nutrición es vital para cualquier individuo, ya que proporciona la fuente de energía requerida para llevar a cabo la actividad. Lo que consumimos impacta en nuestra fuerza, rendimiento, formación y recuperación.
“Es primordial que lo hagamos de manera adecuada, no sólo porque mejora el estado de salud, sino también el desempeño. Además, facilita la recuperación entre los entrenamientos, previene lesiones y logra mantener o alcanzar una masa corporal adecuada”, explicó la licenciada en Nutrición María Soledad Penso en declaraciones a www.deBrown.com.ar.
En ese punto, sostuvo que cada atleta debe llevar una dieta “variada, moderada y completa”. De acuerdo a la edad, forma de vida o actividad que se realice, se necesitan diariamente cantidades suficientes de cada tipo de alimentos.
“No se debe comer siempre lo mismo, ya que no todo lo que ingerimos tiene el mismo valor nutritivo. Debemos incorporar sustancias de todos los grupos en las diferentes comidas. Es clave asociar a la moderación, la idea de distribución durante el día”, puntualizó.
Por otra parte, resaltó el rol que cumple el desayuno, ya que es “imprescindible” y no debe ingerirse con prisa. Subrayó además, que debe ser lo más equilibrado posible en calidad y cantidad y que, al igual que en la merienda, no pueden faltar los lácteos, frutas y cereales.
En el caso de la cena, se debe mantener el mismo esquema que en el almuerzo, pero con cantidades reducidas. A su vez, reflexionó sobre el menú escolar, en el caso de los chicos. Remarcó que los padres tendrán que identificar los componentes, para realizar un menú compensatorio para la noche. Es conveniente disminuir la ingesta de comidas chatarras y frituras.
“Es necesario establecer la diferencia entre comer y alimentarse. Cuando comemos, satisfacemos nuestro apetito, pero cuando nos alimentamos, nutrimos al cuerpo con sustancias indispensables para mantener la salud”, expresó.
Si lo que ingerimos es inadecuado, puede que no se llegue a cubrir los requerimientos de hidratos de carbono, proteínas y grasas y se advertirá deficiencia de hierro, calcio y otros minerales. “Los hidratos de carbono son la fuente de energía, las proteínas reparan y construyen tejidos; mientas que las grasas son las principales reservas de energía en el cuerpo”, argumentó.
En otro orden, recordó que un exceso de nutrientes puede generar sobrepeso, y con ello, aumento de colesterol, presión sanguínea y aparición de problemas cardiovasculares. Mientras que un déficits de éstos, suele ocasionar fatiga, cansancio, lesiones, anemia, trastornos en el sueño y dolores musculares.
“No es lo mismo una persona que realiza deporte con una que no porque, según su edad, peso, sexo y actividad, le va a corresponder una cantidad de energía determinada. Un individuo que entrena tiene más demanda que otro que lleva una vida sedentaria”, afirmó.
La importancia de la familia para inculcar buenos hábitos
Los comportamientos que se asuman desde la niñez y la adolescencia, influyen de manera decisiva en el futuro. Por este motivo, se debe aplicar la educación nutricional, para poder brindarles las herramientas para lograr una adecuada elección que van a favorecer su crecimiento, desarrollo y por ende, su rendimiento deportivo.
“Desde los primeros meses de vida, aprendemos a preferir determinados alimentos sobre otros. Muchas de estas preferencias no son innatas, sino que surgen de tanto repetirlas. Por este motivo, hay que lograr que desde chicos se vuelquen hacia los hábitos saludables”, aseguró.
Con la idea de concientizar sobre el valor de una adecuada nutrición relacionada con la práctica deportiva, Penso realizó varias charlas que van dirigidas tanto a atletas, como a sus padres, en el caso que sean menores.
“La respuesta de los grandes siempre es positiva y enriquecedora. La mayoría de las veces se produce un intercambio interesante y se nota un claro interés por mejorar sus costumbres a la hora de comer, no sólo de los protagonistas, sino de todo el grupo familiar”, concluyó.