Los científicos han confirmado que posee numerosos antioxidantes, que pueden ser absorbidos por diversos tejidos del cuerpo, incluidos la retina. Previene el glaucoma, disminuye el riesgo cardiovascular, ayuda a combatir la obesidad y fortalece los huesos, entre otras propiedades.
Investigaciones realizadas en la Universidad de Hong Kong ha demostrado que el té verde contiene antioxidantes, como las vitaminas C y E, luteína y zeaxantina, que pueden ser absorbidos por los tejidos, incluidos los de los ojos, que previenen el glaucoma y otras enfermedades oculares.
También se ha comprobado que reduce las enfermedades de los dientes y las encías. Consumido con moderación, es decir de 3 a 6 tazas al día, disminuye el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, según un estudio publicado en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology: Journal of the American Heart Association.
Experimentos realizados con ratones, han revelado que también ayuda a combatir la obesidad. Un estudio realizado en la Escuela Médica de Atenas, en Grecia, indica que 30 minutos después de beber una taza de té, las grandes arterias del organismo se dilatan, lo que evita problemas circulatorios y aterosclerosis, entre otros.
Asimismo, uno de sus componentes -la epigalocatequina (EGC)-, promueve el crecimiento de las células óseas hasta un 79%, lo que fortalece los huesos, aumenta su mineralización y ayuda a prevenir la osteoporosis, aseguran los médicos en la publicación Journal of Agricultural and Food Chemistry.
Ingerir asiduamente el té verde, evita también que la vesícula biliar se inflame e inhibe el crecimiento de las bacterias. Además, en el cerebro, los polifenoles presentes en esta infusión tienen un efecto protector sobre las células protectoras de dopamina.
De manera, previene la enfermedad de Parkinson, según se revela un estudio difundido en Biological Psychiatry. La única contraindicación es “no beber este brebaje demasiado caliente”, es decir, a más de 60 ºC.
