Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 9,9% de los niños menores de cinco años padecen este problema. Las principales causas son el tipo de alimentación, la falta de ejercicio y la genética.
En la antigüedad, la obesidad en los niños era considerada una señal de buena salud. ¿Cómo un chico bien alimentado podría estar enfermo? Pero, con el correr de los años, los padres comenzaron a tomar conciencia sobre los riegos que esto conllevaba, desde diabetes hasta problemas cardíacos.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), realizado en conjunto con la FAO, Argentina es uno de los países con mayor porcentaje de chicos con sobrepeso en Latinoamérica. Los datos revelan que el 9,9% de los niños menores de cinco años padecen esta enfermedad.
Un estudio realizado entre 2007 y 2012 en la Argentina advierte que la obesidad es un problema que avanza rápidamente. Sólo en este período, se registró un incremento del 34% en los alumnos de las escuelas. En el caso de los adolescentes, la suba fue del 16%.
Los especialistas señalan que un chico obseso tiene mayores probabilidades de arrastrar esta condición a su adultez. Como consecuencia, es mucho más difícil de tratar y, según señalan, en muchos casos es hasta menos curable que un cáncer.
Estos datos resultan alarmantes. Sobre todo si se toma en cuenta que en América Latina el porcentaje de adolescentes -de 12 a 19 años- con sobrealimentación es del 16,6 al 36,8%. Mientras que el de los chicos de entre 5 a 11 años es del 18,9 al el 36,9%. Esto significa que es un problema que se mantiene a lo largo de los años.
No hay una razón específica para la obesidad infantil, sino que se debe a varios factores. De hecho, muchos especialistas hasta disciernen entre sí sobre las causas.
Una de las principales, por supuesto, es la alimentación. Según advierten los profesionales, hay ciertos productos que generan mayor adicción y condicionan a nuestro metabolismo para que el exceso sea convertido en grasa de reserva.
Muchas veces, en los adolescentes no se advierten cuando hay una sobrealimentación. El motivo es que están en una etapa tienden a crecer en altura en un corto período. Sin embargo, cuando este desarrollo termina, ahí comienzan a verse los serios efectos de estos malos hábitos en el cuerpo.
Otras de las causas es el sedentarismo. La falta de ejercicio físico es un problema que se agrava cada vez más en el siglo XXI. Esto es sobre todo por la aparición continúa de dispositivos móviles que obliga a los pequeños y jóvenes a pasar horas sentados frente a una pantalla. En consecuencia, genera que haya un desbalance entre lo que se ingiere y la cantidad de energía que se gasta.
Pero a estos dos factores hay que sumarle un tercero, para nada menos importante, la genética. Los niños, cuyos ambos padres son obsesos, tienen el doble de riesgo de serlo. A su vez, esta probilidad disminuye a la mitad en el caso de que sólo se trate de uno.
A comienzos de marzo, el presidente Mauricio Macri advirtió que cuatro de cada diez chicos estaban mal nutridos. El mandatario señaló que la principal razón es que Argentina es uno de los cuatro países que más azúcar consume en el mundo. Sobre todo, esta tendencia se da por la ingesta de bebidas como gaseosas o jugos.
Por este motivo, advirtieron desde el Ministerio de Salud que tomarán medidas para desalentar estos hábitos. Uno es el aumento de los impuestos en este tipo de productos. Además, se tratará de crear un "entorno saludable" para los infantes. Se instalarán kioscos saludable y se preverá que haya verdulerías cerca de los institutos educativos.
