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SOCIEDAD
viernes 31 de octubre de 2014

Recibió un balazo durante un tiroteo y logró salvarse


Se trata de Emanuel Montes, un joven de 17 años que recibió un balazo en la cabeza al quedar en medio de un tiroteo entre policías y ladrones, cuando bajaba del colectivo para volver a su casa. Luego de ser herido un remisero lo levantó y lo llevó al hospital Lucio Meléndez, en Adrogué. Se salvó de milagro.  

patrulleronocturno

“Me acuerdo de todo, pensé que me moría. Yo venía cantando, tranquilo. De repente vi pasar un auto negro, escuché disparos y me tiré al piso. El coche ya había pasado, estaba como a media cuadra, y atrás venía un patrullero. Y mientras me estaba tirando, sentí un golpe en la cabeza. Fue como si me hubieran pegado con una maza. Empecé a escuchar un silbido y a ver todo negro. Después me di cuenta que tenía toda la cara llena de sangre”, contó a Clarín Emanuel Montes, un chico de 17 años que quedó en medio de un tiroteo entre ladrones y policías, recibió un disparo en la cabeza y sobrevivió de milagro.

Todo sucedió el martes de la semana pasada, en Monteverde y Eva Perón, a pocos metros del complejo del barrio Don Orione (Almirante Brown) donde el joven vive junto a su madre y a sus abuelos.

Ocurre que Emanuel sueña con viajar a los Estados Unidos y convertirse en fisicoculturista profesional. A la tarde va al colegio y, cuando sale, se mete en el gimnasio para entrenar duro y alcanzar su meta.

De allí volvía el martes cuando fue baleado. Eran alrededor de las ocho de la noche. Bajaba del colectivo, estaba por entrar a su casa y quedó en medio de los tiros. Emanuel recuerda que, tras ser herido, lo levantó un remisero que lo llevó al hospital Lucio Meléndez, en Adrogué.

El tiro le provocó una fractura de cráneo tras entrar y salir de su cabeza. Tanto él como su familia creen que el balazo fue gatillado por los policías. Pero ante la Justicia, los dos agentes -a quienes les secuestraron sus armas reglamentarias- aseguraron que ellos nunca dispararon. Los ladrones a los que perseguían habían robado un auto en Quilmes, luego lo abandonaron y lograron escapar.

Hasta el momento continúan prófugos. “Yo lloraba mucho, le decía a mi mamá que no me quería morir, que no me dejara solo, que no quería estar en medio de la sangre. Era como si me estuviera ahogando. Estaba lleno de sangre... la ropa, la camilla, el vendaje que me habían puesto. La doctora que me atendió decía que solo tenía un raspón y yo le decía que me habían pegado un balazo. Me tiraron arriba de una camilla y me trataron como a un perro”, aseguró.

Horas después lo subieron a un patrullero y lo trasladaron a una clínica privada en Adrogué, donde confirmaron que tenía orificios de entrada y salida de bala. Finalmente, esa madrugada fue llevado a otra clínica, en Balvanera: “Siento mucho pánico recordando todo. Me acuerdo que no quería dormirme, me imaginaba que podía llegar a morirme. Todo el tiempo estuve consciente, nunca me desmayé. Me sentía mareado y veía borroso”, explica.

Estuvo internado una semana. Una vez que le dieron el alta, él y su mamá, Ángela, decidieron alojarse un tiempo en lo de su tío, que vive en Villa Luro. Es que Emanuel quedó con miedo. “Todavía estoy muy asustado. En algún momento voy a tener que volver a mi casa, pero no quiero”, dice.

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