Se trata del espacio interactivo del establecimiento de la escuela N°54 de Don Orione. Allí, los alumnos aprenden en contacto directo con la naturaleza. Necesitaban cerrarlo para protegerlo de las inclemencias climas. Si bien faltan algunos detalles, la comunidad educativa celebró la noticia.
Después de más de dos años de su puesta en funcionamiento, profesores y alumnos de le secundaria N°54 de Don Orione lograron techar el Observatorio Interactivo de Ciencias Naturales de la institución. La labor se llevó a cabo tras la llegada de un subsidio otorgado por la ONG Compromiso Ciudadano, que preside Mario Fuentes.
Ese espacio, donde los alumnos aprenden a través del contacto con animales, plantas y minerales, necesitaba ser techado para poder funcionar en las condiciones adecuadas, sobre todo en épocas de bajas temperaturas y días de lluvia.
Por eso, la noticia causó alegría y mucho entusiasmo en toda la comunidad educativa, que hace tiempo esperaba contar con los recursos que le permitieran seguir avanzando y mejorar las condiciones de trabajo allí.
Las tareas comenzaron el 18 de julio y fueron concretadas por personal enviado por el Consejo Escolar. Cuando los alumnos volvieron del receso escolar, la primera semana de este mes, el espacio estaba casi listo para ser reacomodado y, luego, recibir a las decenas de chicos y adolescentes que a diario transitan por allí.
"La obra ya está casi concluida, sólo resta sellar las chapas donde descubrimos que se filtró agua estos días de tormenta y colocar la electricidad. Estamos esperando al personal del Consejo Escolar para estas últimas tareas", señaló a www.deBrown.com.ar el profesor Miguel Mancuso, uno de los impulsores de esta iniciativa.
En su interior, el salón guarda macetas, peceras, frascos y jaulas que contienen especies vegetales, roedores, piedras volcánicas, insectos, huesos y osamentas. Todos los elementos fueron donados por padres, docentes y ex alumnos que se sintieron atraídos por una propuesta fuera de lo común y se dispusieron a colaborar con la causa.
El proyecto surgió en 2013 por parte de los profesores del área de Ciencias Naturales del establecimiento situado en Río Quinto 435, quienes encontraron una forma diferente de dar clases y que los alumnos aprendan en contacto directo con la naturaleza.
Con esta idea, la propuesta tomó forma en el pasillo que conecta con el edificio de la primaria N°66, al aire libre. Sin embargo, pese al esfuerzo de quienes concretaron la iniciativa, el mantenimiento se tornó cada día más complicado debido a la falta de un reparo que resguardara a los elementos de las inclemencias climáticas.
El sector cubierto tiene una superficie de 32 metros cuadrados y, para hacer la obra se necesitaron alrededor de ocho mil pesos para comprar chapas, tirantes y canaletas.