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AÑO 12 - EDICIÓN Nº 2313
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miércoles 16 de abril de 2025

Viajó de Adrogué a Italia a estudiar canto: hoy hace 32 años que cautiva con su talento a Europa


Se trata de Graciela Dorbessan. Pese a que sus padres no estaban de acuerdo, decidió irse sola a formarse al exterior. Actualmente, brilla como soprano y además enseña canto. "Es imposible no escuchar esa voz interior cuando amas tanto algo", confesó a De Brown.    

Graciela Dorbessan tenía 22 años cuando dejó su Adrogué natal para ir tras sus sueños. Siempre supo que quería ser cantante y transformar su pasión en su profesión. Con esa meta clara, trabajó mucho y ahorró por años para volar a su nueva vida, aunque no fue nada fácil. Hoy, hace tres décadas está radicada en Roma y brilla con su talento.

 

¿Cómo comenzó su historia?

La browniana es soprano, cantante solista y docente hace 20 años. Antes de partir a Europa, vivía en Adrogué, en el límite con José Mármol. Compartía el hogar con su hermano y sus padres. Estos se mostraron en desacuerdo cuando les contó su decisión de irse al exterior.

Viajé en 1995 porque empecé a estudiar y me aconsejaron hacerlo. Estaba en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y mi intención era seguir con la carrera. Desde el momento que descubrís la música y decidís hacerla tu trabajo, cuesta”, contó la vecina en diálogo con www.deBrown.com.ar.

En este marco, sus padres le comunicaron que no la ayudarían económicamente para cumplir su sueño. "Trabajé intensamente por dos años, sin gastar absolutamente nada y junté la plata que necesitaba. Después de mucho sacrificio, compré el pasaje y el 23 de marzo me fui a Roma. Me fue muy útil la ciudadanía y hablar la lengua”, explicó.

Pisar otra tierra

Cuando arribó, Graciela se organizó para ir al conservatorio de Milán, pero ese no fue su destino definitivo. Es que, poco tiempo después, fue una de las seleccionadas para ingresar al Instituto Santa Cecilia de Roma. “Por suerte me tomaron. Éramos 72 personas y entramos solo ocho. Yo fui la última. Cuando estaba estudiando, recién tomé en claro la magnitud de lo que había hecho”, aseguró.

A partir de ese logro, comenzó su nueva vida en Italia. En este marco, trabajó en el rubro gastronómico para costear su estadía y además perfeccionarse en canto. “Fui empleada en diferentes lugares y en el 2000 me abrí un bar. Tenía que vivir, pagar el alquiler y seguir estudiando. Pude hacerlo con grandes sopranos y profesionales”, admitió.

 

Despegar en lo suyo

La browniana explicó que es muy difícil despeñarse en el ámbito artísticosin respaldo económico”. “Entrar en el giro del trabajo es complicado porque hay que tener mucho dinero a disposición. Si lo tenés, podés viajar y hacer las audiciones. Hay mucha mafia en el ambiente, pero yo decidí ser honesta conmigo misma. Me parecía que tenía que respetar el sacrificio que hice dejando mi casa y mi tierra”, aseguró a este medio.

Pese a este mal panorama, Graciela se abrió su propio camino. Comenzó a desplegar su voz en sitios icónicos como La Scala de Milán; también compartió escenario con destacados artistas y hasta brindó su espectáculo solista de ópera. Sumado a ello, dirigió el coro de la provincia de Roma y El Ordinariato Militare. Asimismo, hace dos décadas comenzó a enseñar. Hoy lo hace a través de un curso en Suiza.

Canto desde los 14 años, tengo 54. Antes de empezar a hablar, ya cantaba y bailaba, me encanta. La musicalidad no se aprende y no se enseña, es una cosa que tenés o no. Por eso, es imposible no escuchar esa voz interior cuando amas tanto algo”, expresó. Asimismo, reveló que Ricardo Barrera fue su primer director de coro en el Colegio Nacional de Adrogué. "Con él empecé a cantar y a sentir el verdadero placer de hacerlo seriamente", confesó.

Extrañando el país

La browniana no tiene en mente volver a instalarse en la Argentina, pero admite que arribaría trayendo algún proyecto que fusione su arte con la solidaridad. “Acá se organizan cosas maravillosas para África, por ejemplo. Dije que me gustaría entrar en contacto con una organización para ayudar desde nuestro lugar. Con colaborar con una escuela, me bastaría”, confesó.

Y aclaró: “Siempre extraño mi país porque el ambiente que se vive allá es muy difícil de encontrarlo en el extranjero. Solo los que vivimos lejos sabemos lo que se sufre la soledad y la lejanía de los afectos”.

Para finalizar, Graciela añoró cada paso que dio con 20 años para llegar donde está hoy. En ese sentido, les aconsejó a los jóvenes que “nunca pierdan su objetivo y siempre sigan para adelante persiguiendo sus sueños”.

 

 

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