Se trata de Guadalupe Encina. Tiene 18 años y representa al club Juego Ciencia de Adrogué. Tras consagrarse tres veces campeona nacional, alcanzó la cima a nivel continental. “Siento una felicidad enorme”, expresó en diálogo con De Brown.
Guadalupe fue una de las grandes protagonistas del Festival Panamericano de la Juventud. Brilló como campeona del Torneo de Ajedrez y sumó una conquista más a su corta pero exitosa trayectoria. El evento se llevó a cabo en el Estadio Nacional de Santiago.
La oriunda de Burzaco se coronó en la categoría Sub 18 Femenina. Representando al país y a su segunda casa, el club Juego Ciencia de Adrogué, fue la mejor de 30 competidoras.
Terminó sumando 6.5 puntos sobre 9 posibles, igual puntaje que las representantes peruanas Mitzy Caballero Quijano e Isabella Mostacero Velarde, pero mejor sistema de desempate.
Encina se encontró con el ajedrez a los 7 años por intermedio de su papá. “Un día llegó a casa con un tablero enorme. Me comentó qué era y me enseñó a jugar. Cada vez que volvía del trabajo nos sentábamos y jugábamos”, relató.
“Con el correr del tiempo me fui interesando cada vez más y mi mamá me anotó en el taller del colegio. Ahí fue donde arranqué con mi profesor Oscar Torres. Empecé a ir a los intercolegiales y como me fue bastante bien, habló con mis papás y les dijo que podía empezar a ir al club que represento hasta el día de hoy”, agregó sobre sus inicios.
Guadalupe ganó tres veces el campeonato argentino femenino. Primero en 2012, luego en 2017 y por último en 2018. Después de su primera conquista, intentó pasar a la categoría Absoluta, pero una vez dentro de ella, no pudo cumplir sus objetivos. “Mi idea era quedar entre los siete primeros que van a la final. Pese a que me preparaba un montón, nunca pude llegar”, indicó.
Anteriormente, fue campeona en los Juegos Bonaerenses y Evita; obtuvo el trofeo de la categoría Sub 12 Absoluta FASBA (Federación Sur de la Provincia); y representando al club Obras, ganó la liga Semilleros Sub 21.
Como en la carrera de cualquier deportista, hay lugar para el éxito y también para la frustración. “Guada” no es la excepción y ha tenido que reinventarse para seguir haciendo lo que la apasiona.
“Muchas veces no pude cumplir mis metas. Pese a todo lo que estudiaba, sentía que no podía llegar a lo que quería. Quizás hacía buenas partidas pero por un error terminaba perdiendo”, apuntó.
“Empecé a hacer terapia para manejar los nervios y a levantarme a las 6 de la mañana, una hora antes de ir a la facultad, para estudiar ajedrez aunque sea una vez al día. También empecé a tomar clases en Capital con un maestro internacional como lo es Sebastián Iermito”, contó acerca de los cambios que implementó para superarse.
Pese a haber conquistado la actual edición del torneo nacional, la browniana fue al Panamericano sin demasiadas expectativas. “No venía jugando bien, pese a llegar como campeona. Así que no fui a Chile pensando en ganar, si no en subir el ranking. Mi aspiración era llegar al quinto puesto”, subrayó.
“En el viaje previo me descompuse, vomité todo el vuelo y llegué a Santiago el mismo día que tuve que jugar. Me acompañó la suerte porque en la primera ronda mi rival nunca llegó. Gané por ausencia y pude seguir descansando, pero al otro día tenía que volver a jugar”, le confió a este medio.
A la jornada siguiente le tocó ni mas ni menos que me la primer preclasificada y candidata al titulo. “Me prepare mucho la noche anterior y tuve un rendimiento excelente. Le gané y no lo podía creer. Después empaté con una chica de Perú y seguí metiendo buenas partidas hasta ganarle a la que iba puntera, una colombiana” detalló.
Tras un pequeño traspié, Guadalupe metió una nueva serie de triunfos y llegó al final con serias chances. “Yo necesitaba que una chica de Venezuela perdiera. Si eso pasaba y yo ganaba, era campeona”, explicó.
Finalmente, en un final de película, se quedó con el torneo. “Estaba en una situación complicada con mi partida y me paro para ir al baño. Cuando vuelvo me encuentro con que la venezolana había perdido y otra chica que tenía posibilidades también. Dependía solo de mi. Gracias a que mi adversaria de Jamaica me ofreció tablas, la definición me dejó en el primer puesto”, afirmó.
“Para haber conseguido esto fueron muchas las personas que me acompañaron. Mi papá; mis amigos; mi novio; Oscar Torres, mi primer profesor y el que me enseñó casi todo lo que sé; FASBA, la Federación Argentina, Kioshi, una marca de zapatillas que viene apoyando desde hace muchísimo; y a todos. Todavía no puedo creer que se me dio. Estoy muy feliz”, concluyó.
