Así lo reconoció Lucas Trinidad, taekwondista de José Mármol, que consiguió la medalla de bronce en el último Mundial. “Fue un sueño cumplido”, señaló.
El Mundial de Bielorrusia dejó muchas historias de vida. Una de ellas es la de Lucas Trinidad, el nacido en José Mármol que se colgó la medalla de bronce en su primera participación. En un presente familiar delicado, festejó en la fría Minsk.
“Fue un sueño cumplido. Entreno taekwondo hace 22 años y pude compartir el torneo con mucha gente que tiene la misma pasión. Al ser el primer Mundial necesitaba conocerlos”, admitió en comunicación con www.deBrown.com.ar.
Y agregó: “En lo personal me sentí bien, hice un buen papel. Para el próximo aprendí que siempre hay que estar al 100%. El contacto tiene que ser más fuerte porque es más agresivo”.
El browniano afirmó que recién después de la cita tomó conciencia de lo que realmente significa. Clasificó a Bielorrusia en la categoría “Lucha”, una de las más difíciles del país. En Argentina, superó un torneo selectivo que cuenta con dos etapas.
Lucas pasó por un contexto especial. La situación familiar no era la ideal, ya que su padre había estado delicado de salud, pero el browniano logró hacerse fuerte. El cambio de fecha y sede también ayudó.
“Una semana antes de Corea (después se pospuso y pasó a Bielorrusia) a mi papá lo habían operado de cáncer y era muy riesgoso. Por suerte salió bien y el mundial después se pasó y viajé más tranquilo”, recordó.
Si bien no fue una situación recomendable la que tuvo que sobrepasar, Trinidad reconoció que también le dejó una enseñanza. “Me hizo ver el real valor de las cosas. Tal vez me ayudó a no ponerme tan nervioso. Entendés que tener a la familia bien es lo más importante”, remarcó.
Pese a todo, el oriundo de José Mármol debutó en las citas mundialistas y lo vivió con mucha expectativa. “Pensé que iba a llegar más nervioso. Me sentí muy bien y contento. Veía a todos entrando en calor y ya estaba ansioso por participar”, explicó.
El primer día de competencia debió chocar ante un ruso mucho más alto y rápido que él, quien después llegó a la final. “Sabía que iba a ser difícil en lo individual. En el segundo round le perdí el respetó y llegué a empatárselo, pero me superó”, lamentó.
Si bien su objetivo era empezar a conocer a cada uno de los retadores, pensó que iba a superar más rondas. Asimismo, cambió el chip y fue protagonista en el equipo de “lucha” que se colgó la medalla de bronce.
“Hay chicos que fueron a muchos mundiales y no habían podido conseguir una. Eso me pone contento al ser el primero y ya tener una medalla. Compartirla con el grupo fue muy emocionante”, describió.
Por último, recordó como fue el regreso a casa para reencontrarse con sus familiares, pero por sobre todo con tu padre. “Me acompañó muchos años a entrenar y no lo podía creer. Cuando llegué me vio con la medalla colgada y no entendía nada, después nos abrazamos y fue muy emotivo”, completó Trinidad.
