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El golpe de calor es la consecuencia más frecuente en verano. La exposición a las altas temperaturas repercute en el hipotálamo, encargado de regular la temperatura corporal. Los síntomas se pueden detectar fácilmente y es fundamental actuar antes de que ocurra.
¿Cómo? El cuerpo pasará por una instancia previa llamada “Sensación de agotamiento por calor”. Los síntomas son: palidez, piel fría, mareos, vómitos, sofocamiento, problemas con la frecuencia cardíaco y transpiración excesiva.
En caso de no advertirlos, la persona ingresará en un “golpe de calor”. Los grupos de riesgo son las embarazadas, los bebés, niños pequeños menores a 5 años, los adultos mayores de 65 años y gente con enfermedades crónicas.
