Una de las instituciones deportivas browniana más representativas, celebra hoy un nuevo aniversario. A tan sólo seis años para los 100, arranca el tan ansiado conteo hacia el Centenario.
El “Tambero”, como fue apodado, cumple un año más de historia. Camino que comenzó un 1 de octubre de 1923, cuando la localidad aún era zona rural. Humilde por sobre todas las cosas, el club conserva un sentimiento desde sus raíces. El de pertenencia.
No conoce de lujos ni de salarios altos. Claypole es lo que es gracias al trabajo a pulmón de cada uno de los dirigentes, e hinchas que colaboran. En los 94 años, pasó por momentos muy malos, pero también por inmensas felicidades como los ascensos a la Primera C. Categoría en la que se albergó durante 9 temporadas.
En su vitrina cuenta con un ascenso de la “D” a la “C” en 1986, por medio de un reducido, diferente al de la actualidad. Consiguió pegar el salto de divisional junto a Luján y Deportivo Laferrere. Allí se mantuvo hasta el 93/94.
El plantel lo dirigía Emilio Martínez y lo integraban: Álvarez, García, Solaliga, Cabrera, Vázquez, Raimundo, De Brito, Morales, Pedroza, Barboza, Gallo, Danigno, Rodríguez, Portillo, Ortiz, Escalante y Leiva.
El hito máximo se dio en 96-97, cuando los “Campeones de los humildes”, levantaron el trofeo al consagrarse en una final para el infarto con Comunicaciones. Se disputaron tres partidos. El primero quedó para Claypole. El segundo para “Comu”, mientras que el tercero, lo ganó en tiempo de descuento con el tanto del goleador Roberto Agüero. Tal vez, artífice del tanto más importante de los 94 años.
En aquel momento, el delantero contaba a El Gráfico: “En ese campeonato trabajaba de noche haciendo cielorrasos. Llegaba a la mañana, tomaba unos mates y a las dos de la tarde me iba a entrenar”. Una radiografía de lo que vive un jugador de la "D".
El plantel estaba compuesto por:
Agüero, Acosta, Arce, Barrios, Estévez, Fernández, Gallo, Guerrero, Etchelecú, Saranzotti, Leguizamón, Vasconcellos, Rojas, Ayala, Parella, Leiva, Osuna, Gutiérrez.
Livio Osuna, Zeger Frelier, Rafael Sosa, Ariel Pérez, Ernesto Fabián Acuña, Marcelo Greco, Paulo Gorgerino, Andrés Miotti, Gerardo Losas, y Hernán Vázquez. Conducidos por Antonio De Gregorio.
Conocido por su remera blanca y negra, cuenta la historia que el “Tambero” adoptó esos colores tras una gira que el Sunderland había realizado por Buenos Aires en 1923. De allí en más, los luce con orgullo y pasión en cada partido.
Actualmente, el conjunto del viejo continente no utiliza dichas insignias. Cambió el negro por el rojo, teniendo así, una camiseta similar a la de Unión o Estudiantes de La Plata, entre otros equipos nacionales.
A contracara de hoy, hace más de 90 años el Sunderland era un conjunto protagonista en las ligas inglesas. Tuvo el honor de coronarse campeón varias ocasiones antes y después de la Primera Guerra Mundial.
En tantos años de historia, Claypole contó con muchos presidentes. Rodolfo Capocasa fue uno de ellos. Pero se lo reconoce como uno de los más importantes por ser el impulsor para que el club browniano jugase profesionalmente.
En 1978, el “Tambero” se unió a los campeonatos profesionales de AFA gracias a la labor de su mandatario. El estadio, ubicado en Av. Lacaze y 17 de octubre, a cuadras de la estación de trenes, lleva su apellido en su honor.
En principios, la cancha fue inaugurada con el nombre Cesar Luis Menotti, como homenaje al técnico argentino. Años después se tomó la decisión de dicho cambio.
Claypole milita en la quinta división del fútbol nacional desde 1998. Desde entonces pasó por campañas buenas y otra no tanto. En 2011, eliminó a San Martín de Burzaco, máximo rival, en los cuartos de final del Reducido. Pero el sueño quedó truncado a manos de Atlas.
Las últimas temporadas estuvieron envueltas en el peligro de la desafiliación. De la mano de Héctor Baillié, actual DT, logró salvarse e ingresar a pelear por el segundo ascenso. La suerte no estuvo de su lado y cayó por la mínima con Alem en General Rodríguez.
