Motochorros armados se lo habían quitado en Banfield.“No puedo parar de mirarlo, abrazarlo fuerte", aseguró en sus redes. ¿Cómo lo halló?
Una llamada anunció la mejor noticia: Emiliano Guerrero recuperó su preciado instrumento. Un vecino lo encontró abandonado en la vereda de su casa con el cierre de la funda semi abierto y un poco golpeado. Había sido robado días atrás en Banfield cuando ingresaba a un ensayo.
“Hola, tengo tu bandoneón", dijo una voz en el teléfono despertando una felicidad indescriptible y un llanto difícil de controlar. Sin demorar un segundo, el músico fue hasta el lugar y pudo constatar que efectivamente lo había encontrado. La búsqueda había terminado.
“Abrí la funda y ahí estaba, con su sonido fuerte y dulce tan característico, con el mismo fa de la mano derecha cerrando desafinado, con su botón del si grabe abriendo de la mano izquierda medio comido, con su olor a casa de tango y con mi alma encerrada en el fuelle”, describió el músico browniano a través de sus redes sociales.
Y agregó: “Después de hacerlo sonar sentí como el dolor se convertía en alivio, como toda esa angustia se estaba yendo en las notas de Decarísimo, sentí que volví a ser yo! No tengo palabras para describirlo, a cada ratito me dan ganas de llorar de alegría. No puedo parar de mirarlo, abrazarlo fuerte y de tocarlo en silencio para no molestar”.
El hecho ocurrió el jueves 12 de diciembre en Banfield. Fue en la puerta de la casa donde el browniano suele ensayar. Había tocado timbre y aguardaba tranquilamente a ser atendido. Fue en ese momento donde comenzó la pesadilla. Dos motochorros armados lo interceptaron violentamente y le robaron lo más preciado.
Además, se llevaron su teléfono y un clarinete que tenía en la mochila. “Más allá del costo, es muy importante para nosotros. Tiene mucho valor”, había indicado su mujer Agustina Iturri en diálogo con www.deBrown.com.ar
Tiene 29 años, es vecino de José Mármol y un reconocido bandoneonista de tango. A los 8 comenzó a dar sus primeros pasos en la música. Fue recién a los 15, que llegó a sus manos su primer instrumento profesional. Se lo regaló su papá en 2006.