El escritor, que pasó varias temporadas en Adrogué, llegó a este mundo hace 120 años. Conocé más sobre su historia.
Borges es uno de los nombres destacados de la cultura latinoamericana y en Almirante Brown dejó una huella imborrable. Desde pequeño desarrolló una afición por la lectura que le permitió llegar a ocupar un puesto excepcional en la historia. Hoy, 24 de agosto, estaría cumpliendo 120 años.
Jorge Francisco Isidora Borges Acevedo nació un 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires. Su infancia y adolescencia transcurrió en Palermo. Allí fue donde escribió su primera fábula, “La visera fatal”, con tan solo seis años.
Debido a la ceguera de su padre, su familia debió trasladarse a Europa. Se establecieron en Ginebra para refugiarse de la Primera Guerra Mundial. En el viejo continente continuó estudiando y profundizando sus saberes para volver a Argentina en 1921.
Devuelta en el país, se embarcó en fundar varias revistas literarias como Prisma y Proa junto a otros jóvenes. Para ese entonces firmó el primer manifiesto ultraísta.
Durante los años '30, su fama creció gracias a vincularse con otros literatos importantes. En aquel tiempo lanzó dos de sus libros más exitosos: El Aleph, polemizando con el peronismo, y Ficciones.
Borges pasó varios veranos en la vivienda ubicada en Diagonal Brown 301, en la ciudad cabecera del distrito. Allí se inspiró en el pueblo y su gente para varios de sus cuentos. Algunas referencias se encuentran en El Sur, La Intrusa, Adrogué, Milonga de hermanos y El tango.
Actualmente continúa en pie la "Casa Borges", nombrada en 2016 como bien de “interés histórico nacional”. Allí funciona el Centro de Investigaciones Borgeanas que sirve para difundir su extensa obra.
En aquella vivienda, se realizarán varias actividades este fin de semana en homenaje a un nuevo aniversario de su natalicio. Para conocer el cronograma completo hacé clic aquí.
El escritor condujo la Biblioteca Nacional en dos períodos, fue profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Buenos Aires y presidente de la SADE. Sin embargo, a medida que transcurrieron los años, su ceguera fue complicando su vida laboral.
En el plano internacional, se le otorgaron un sinfín de premios: Cervantes, Nacional de Literatura, Comendador de las Artes y de las Letras (Francia), entre otros.
A raíz de un cáncer hepático, falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra (Suiza). Se encontraba acompañado de María Kodama, su segunda esposa, con quien contrajo enlace casi en su lecho de muerte. Se debió a la gratitud por haberlo cuidado los últimos años que no podía valerse por sí mismo debido a los problemas de salud y la ceguera progresiva que había desarrollado.